Las soñadoras afganas reciben asilo en México

Por Kevin A. Tévez.

La reciente toma de la capital de Afganistán por el movimiento Talibán ha generado una corriente emigratoria de miles de afganos que temen por su vida, sea la eliminación física o las imposiciones de los edictos del futuro gobierno que aún está en tratativas. Entre los miles que ya han abandonado el país por vía aérea, se encuentra el grupo de adolescentes dedicadas a la robótica desde hace cuatro años, conocido como las Soñadoras afganas, que arribaron a México el 25 de agosto último.




Las cinco soñadoras afganas del grupo original, junto al canciller mexicano Marcelo Ebrard.
(Foto: EFE).

Saltaron a la fama en 2017 cuando Estados Unidos les prohibió el ingreso para que puedan participar en el First Global Challenge, una competición tecnológica entre estudiantes de todo el mundo que iba a tener lugar en Washington. Pero los problemas no habían comenzado allí. Meses antes no les habían llegado las piezas para fabricar un robot pues las cajas habían sido retenidas en la frontera por miedo a que tuvieran un uso militar. Por esta razón debieron arreglárselas para construir la máquina con elementos caseros y así poder presentarse en la competencia. No obstante, la administración de Donald Trump les negó el visado en dos oportunidades. Las voces críticas en Afganistán comenzaron a multiplicarse, acusando a los norteamericanos de discriminar ahora a la población que hace dos décadas decían liberar del yugo de los talibanes. Afortunadamente, la Casa Blanca cedió y en un tercer intento las jóvenes pudieron viajar a Estados Unidos, donde obtuvieron una medalla de plata.





Las soñadoras afganas ganan el permio Rookie Inspiration en el Campeonato Mundial, Detroit, 2018.


Las soñadoras afganas continuaron su trabajo y, de un grupo original de cinco, se ampliaron a veinte. En el 2020, en plena pandemia de covid-19, contribuyeron con la fabricación de ventiladores médicos de bajo con costo a partir de piezas de un automóvil Toyota Corolla y una motocicleta Honda.

En un país donde históricamente se considera a la mecánica como a un oficio masculino, las soñadoras venían rompiendo barreras sociales. Todas ellas nacieron bajo la ocupación estadounidense y de la OTAN, que derrocó a los talibanes en 2001. La sociedad que vivieron era -con toda su diversidad regional- la de la República Islámica de Afganistán, convenida entre los antiguos señores de la guerra de la Alianza del Norte y los ocupantes. La ofensiva talibán de principios de agosto terminaría por tomar las principales ciudades del país -entre ellas, Herat, de donde eran oriundas las adolescentes- y, finalmente, Kabul, la capital. El gobierno de la República Islámica huyó y los talibanes anunciaron la formación de un  "gobierno islámico inclusivo" con otras facciones.



Pero el anuncio de los talibanes y sus llamados a los trabajadores para que regresaran al trabajo, no convencen a muchos. En especial a muchas mujeres, que por temor a represalias aminoraron o suspendieron su presencia en el ámbito público. Miles tomaron el camino del exilio, como cinco de ellas del grupo original de las soñadoras que fueron recibidas por el canciller mexicano Marcelo Ebrard, quien tuiteó: "Recibimos a las primeras solicitantes de estatus humanitario en México provenientes de Afganistán, ellas forman parte de un equipo de robótica de ese país y defienden un sueño: un mundo con igualdad de género. Bienvenidas". Una de las jóvenes declaró a poco de ser recibida: "No sólo salvaron nuestra vida, sino también nuestros sueños, que buscamos se hagan realidad. (...) Nuestra historia no terminará triste por los talibanes". Las soñadoras tendrían varias ofertas para continuar su educación en universidades de Estados Unidos.

Las desconfianza hacia el movimiento Talibán persiste en buena parte de la sociedad afgana, teniendo en cuenta su experiencia anterior de gobierno. 

Aviones repletos parten a diario del Aeropuerto Internacional Hamid Karzai de Kabul, en las últimas horas de evacuación, custodiada por los últimos soldados estadounidenses en Afganistán.

ACNUR ya informó que el 80% de los afganos que buscan refugio son mujeres y niñas. Los talibanes tienen en sus manos la posibilidad -se verá si ellos lo deciden o no- de construir un Afganistán que armonice el campo y la ciudad, las aspiraciones más conservadoras y las más modernizadoras, en esto último tiene mucho que ver los derechos de las mujeres afganas a la educación, al trabajo y a la libertad de circulación. Construir un estado afgano representativo de toda su población, es la deuda que tienen ellos y las demás facciones implicadas en la larga guerra civil.

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