Argentina, campeón del mundo en suelo asiático: primeras impresiones del Mundial Qatar 2022

*Por Pablo Jaruf. 

Acaba de concluir el segundo mundial de fútbol realizado en suelo asiático, Qatar 2022, donde la selección argentina, tras una final inolvidable, volvió a alzar la tan deseada copa, hito que no solo es festejado en el país sino también en otras partes del mundo, en especial varios países asiáticos, cuyo apoyo ya hemos tenido oportunidad de comentar en nuestro blog. Concluye así un mundial que ha sido realizado de manera exitosa y posiciona favorablemente al país del golfo en la escena internacional, a pesar del boicot llevado adelante por varios países europeos. En términos deportivos, cabe destacar la sorpresa saudita en la primera fecha -selección que venció a quienes finalmente serían los campeones-, el muy buen desempeño del equipo japonés y el histórico cuarto puesto logrado por Marruecos, país africano y del mundo árabe. Termina uno de los mundiales más polémicos, en lo relativo al escándalo por la corrupción en la FIFA, y quizás el último de 32 equipos, cerrando así un ciclo que comenzó en Francia 1998. Desde nuestro blog nos gustaría aprovechar esta oportunidad para recordar a los trabajadores que se dedicaron a la construcción de los estadios, quienes debieron trabajar bajo condiciones de cuasi-esclavitud y por eso miles de ellos perdieron su vida. A sabiendas de que la gran mayoría venían de países que apoyaron a la selección argentina, la copa lograda debería estar dedicada en memoria de los fallecidos.


Un mundial (casi) bien organizado

Mucho se había hablado meses previos al inicio del mundial acerca de distintas restricciones que iban a obligar a las fuerzas de seguridad a reprimir a los fanáticos de las distintas selecciones, pero nada de esto sucedió. No se produjeron hechos de violencia y la gran mayoría de las personas se comportaron de manera respetuosa, recibiendo a cambio muestras de hospitalidad y de tolerancia. ¿Acaso la prohibición de beber alcohol favoreció a mantener más calmado al público? La comunicación entre los estadios fue relativamente fluida y los horarios se cumplieron con puntualidad. Tanto la fiesta inaugural como la de cierre, si bien resultaron un tanto escuetas, estuvieron a tono con el mundial.

Párrafo aparte merecen los problemas de hospedaje, particularmente aquellos dedicados a los visitantes menos pudientes, quienes tuvieron que quedarse en habitaciones a medio construir en predios improvisados. Sin dudas, el valor no coincidía con las pocas comodidades ofrecidas, sumado a la demora en poder registrarse, lo que generó malestares. Si la intención de Qatar es organizar unos futuros Juegos Olímpicos, sin dudas que deberá mejorar mucho en la atención a los fanáticos, que parece haber sido dejada de lado en favor de las zonas céntricas, donde se hospedaron los más acomodados.

La hipocresía del boicot europeo

Entre quienes más habían advertido sobre los problemas de organizar un mundial en Qatar fueron algunas selecciones europeas, las cuales ensayaron distintas formas de protesta, particulamente el equipo alemán, que se tapó la boca en las fotos grupales. Dinamarca incluso amenazó con abandonar la FIFA ante la negativa de permitirles utilizar un brazalete con el inglés one live. El centro de las críticas hacia Qatar se basaron en el trato discriminatorio hacia las minorías LGBT+, así como a las restricciones de otros derechos civiles. Un aspecto secundario tuvo que ver con la venta y el consumo de alcohol, restringido solo a los fan fest, donde tampoco resultaba sencillo adquirir la bebida. Recordemos también la sorpresa, horas antes del inicio del mundial, del aviso que tampoco en los estadios se iba a poder tomar cerveza, duro golpe para uno de los principales patrocinadores del evento: Budweiser. Toda esta situación explica la poca cantidad de simpatizantes europeos, muy reducida en comparación a otros mundiales y a los fanáticos africanos y americanos.

Ahora bien, a pesar de estas posturas críticas, se pudo observar la fervorosa participación del presidente francés Macron en los partidos, sobre todo en la final, quizás hoy el presidente más importante de Europa, debido a la crisis británica y el recambio político en Alemania. Por supuesto, un boicot más efectivo hubiera sido dejar de comprar el gas qatarí, principal ingreso de la monarquía gracias a la cual consolida su dominio, favoreciendo al reducido grupo de ciudadanos a expensas de la mayor parte de la población, inmigrantes que, como dijimos, deben trabajar muchos en condiciones de cuasi-esclavitud. Aparentemente, la demonización de Rusia y de Putin, que ha sumido a Europa en una crisis energética, no ha sido aplicada con el mismo fervor a los qataríes, cuyas críticas quedaron en cuestiones basicamente simbólicas. Al contrario, quizás hubiera sido mejor aprovechar para fortalecer los lazos y evitar que los países del golfo sigan inclinándose hacia India y China, orientación que a la larga, sin duda, terminará afectando a la población europea. Para un análisis sobre esta situación, recomendamos el siguiente extracto del analista mexicano de geopolítica, Alfredo Jalife:

El desempeño de los equipos asiáticos en el mundial

Los primeros días del mundial depararon dos importantes sorpresas: los inesperados triunfos de Arabia Saudita sobre Argentina y de Japón sobre Alemania. En ambos encuentros, los países asiáticos comenzaron perdiendo, pero después lograron dar vuelta el resultado, dejando sin ideas a sus rivales más experimentados y ganando por 2 a 1. Lamentablemente, estos desempeños no fueron validados en el segundo encuentro, donde ambos fueron derrotados, Arabia Saudita frente a Polonia (0-2), resultado esperado, y Japón contra Costa Rica (0-1), en este caso otra sorpresa, pues el equipo caribeño había sido vapuleado en la primera fecha por los españoles.

Los japoneses, por suerte, supieron recuperarse, cerrando el grupo con otro triunfo histórico frente los españoles, también por 2 a 1, asegurando así su pase a la segunda ronda y quedando primeros en un grupo del cual todos los pronósticos lo daban como eliminado. En octavos de final tuvieron que enfrentarse a Croacia, selección contra la cual empataron 1 a 1, debiendo definir por penales, donde esta vez la suerte le fue esquiva, dejándolos fuera del certamen. A pesar de esta eliminación, el equipo nipón volvió a casa sin caer en cancha frente a ningún seleccionado europeo, solo perdiendo en los últimos penales, y habiendo derrotado a dos claros candidatos. Este desempeño fue producto de largos años de trabajo, lo cual anuncia aún mejores resultados en los próximos mundiales. El público japonés reconoció la excelente labor de su equipo en el mundial, recibiéndolos como ganadores en su país.


Distinta suerte corrieron los otros tres equipos asiáticos del mundial. La participación del anfitrión, Qatar, fue sin dudas la más floja del certamen, cayendo derrotado en los tres partidos, pudiendo festejar tan solo un gol contra Senegal. Por su parte, Irán comenzó con el pie izquierdo, perdiendo por goleada frente a Inglaterra, por lo que después, a pesar de los esfuerzos, no pudo pasar de ronda, aún ganando un partido de la fase de grupos frente a Gales. Corea del Sur tampoco estuvo a la altura, pues si bien logró pasar de ronda al ganarle sorpresivamente a Portugal, en octavos perdió ampliamente frente a Brasil, por lo que, si bien duró lo mismo que Japón en el mundial, su actuación no tuvo el mismo impacto.

El público japonés recibió con fervor a los jugadores de su selección.

Argentina campeón, alegría asiática

Como dijimos, es sabida la pasión que despierta la selección argentina en varios países asiáticos, particularmente Bangladés, India e Indonesia. Estos países, que han sufrido el colonialismo europeo, encuentran empatía en jugadores como Maradona y Messi, quienes son considerados casi como héroes nacionales. Muchos apoyaron a la selección desde el primer momento, pero otros se fueron sumando a medida que los países asiáticos y africanos eran siendo eliminados, más aún tras la despedida de Brasil.

Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y Tamim bin Hamad al Thani, emir de Qatar, entregaron la copa a Lionel Messi y lo vistieron con un tradicional bisht.

El mundo árabe, claro está, se volcó a favor de la selección marroquí, que llevó por primera vez en la historia a un equipo africano a las semifinales del mundial, pero como iban en otra llave de la competencia, muchos soñaban con una final contra Argentina. No pudo ser, pero el equipo africano se quedó con un digno cuarto puesto. Así fue entonces como incluso los países árabes se terminaron inclinando por el equipo sudamericano, por lo que su victoria significó también el triunfo para muchos países del tercer mundo, que en su gran mayoría eran contrarios a que los franceses se llevaran un nuevo trofeo.

Sofiane Bousal, mediocampista marroquí, bailó junto a su madre en el campo de juego tras eliminar a Portugal en los cuartos de final.

Es así como los dos mundiales realizados en suelo asiático han sido para selecciones sudamericanas, Brasil en Corea-Japón 2002 y ahora Argentina en Qatar 2022, lo que terminará por reforzar este sentimiento de empatía y de solidaridad entre los países de Asia y de América Latina. Para todos aquellos trabajadores que fueron explotados, y para los familiares de quienes fallecieron en la construcción de los estadios, esperamos que este triunfo argentino sirva al menos como leve consuelo, de saber que también podemos ser felices, fuerza motriz a partir de la cual quizás logremos cambiar el mundo.


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