*Por Pablo Jaruf.
En una nota anterior dedicada a la tercera temporada de Cobra Kai habíamos prometido profundizar en la representación de la Guerra de Vietnam que se realiza en esta serie. De paso, aprovechamos para comparar con las referencias que podemos identificar en Los Simpson, donde también este conflicto ocupa un lugar central, como de hecho sucede en gran parte de la cultura norteamericana de entretenimientos desde fines de la década de los sesenta en adelante.
En un famoso libro de H. Bruce Franklin, Vietnam y las
fantasías norteamericanas, publicado en 2001, podemos encontrar las líneas
principales que nos permiten comprender el tratamiento que tuvo el conflicto en
los grandes medios de comunicación de los Estados Unidos de América. Del mismo
autor recomendamos también War Stars. Guerra, ciencia ficción y hegemonía
imperial, de 1988. Afortunadamente, ambas obras están traducidas al español,
publicadas por la editorial argentina Final Abierto.
En lo que respecta a Los Simpson, el personaje más vinculado
a la Guerra de Vietnam es Seymour Skinner, el estricto director de la Escuela Primaria
Estatal de Springfield. Veterano de dicho enfrentamiento, la serie apela
constantemente a su problema para relacionarse sentimentalmente con las mujeres,
debido en gran parte a la excesiva dependencia con su madre. En
las primeras temporadas se hacen varias referencias a su acción en Vietnam y
las secuelas traumáticas que esta experiencia le ha dejado.
Pero su verdadera historia se devela en la octava temporada,
en un capítulo polémico que para muchos marca un antes y después en la serie animada. Allí nos enteramos de que en realidad es un impostor, pues se hizo
pasar por el verdadero Seymour Skinner, a quien creían muerto en combate. Lo
importante, a efectos nuestros, es que su verdadero nombre es Armando Barreda,
joven pordiosero de mala vida sin interés por su futuro, pero que fue
justamente su experiencia en Vietnam lo que lo convirtió en una mejor persona,
más responsable y preocupado por su prójimo, a pesar de esa personalidad
nerviosa y estricta que la guerra le ha dejado.
Vietnam forma parte también de la propia familia de Homero Simpson, cuyos padres se separaron justamente en el momento más álgido de las protestas contra esta guerra. Sus padres representan las dos líneas que desde entonces han dividido a la cultura norteamericana. Su padre, veterano de la Segunda Guerra Mundial, representaría la vía militarista, más conservadora, mientras que su madre, simpatizante del ideario pacifista, representaría la contracultura que a fines de los sesenta tuvo su período de mayor auge. Desde entonces, los primeros acusan a los segundos de ser los verdaderos culpables de la derrota en Vietnam, pues sostienen que debilitaron la unidad del país, quitando el apoyo a las tropas que se encontraban en el frente de batalla. En una reciente obra de Max Hastings, La Guerra de Vietnam. Una tragedia épica (1945-1975), publicado en 2019 -para muchos el mejor libro sobre la Guerra de Vietnam- vuelve a sostenerse esta idea, planteado que, si bien era una causa perdida desde el comienzo, el punto más débil de los norteamericanos era que permitían un gran espacio a la crítica interna, mientras que los vietnamitas no daban lugar a opiniones disidentes, sofocando cualquier voz que se opusiera a sus acciones.
Cabe señalar que los ideales de la madre de Homero la llevan a realizar acciones que la convertirán en convicta de la justicia, lo que la obliga a abandonar a su hijo, quien queda a cargo de su padre. De grande, a Homero solo le quedan recuerdos imprecisos de su madre. Cuando decide recuperar aquel pasado, se entera que ella -mientras su padre lo criaba solo- gozaba del sexo libre, acostándose en grupo con sus amigos hippies de la juventud. En efecto, casi todas las referencias que se hacen al movimiento antiguerra en la serie apelan a estereotipos descalificativos, como si se hubiera tratado de un movimiento compuesto solo por jóvenes sucios y drogados rodeados de margaritas. Todo lo contrario de las referencias a su padre, quien si bien tuvo una relación con una prostituta de la cual nació un hermano que Homero conoce en la segunda temporada, representa la moral opuesta, centrada en la familia y las responsabilidades. Es interesante notar que esto último enlazaría con la vía militarista más conservadora, la cual, al fin y al cabo, termina mejor parada a lo largo de toda la serie.
Pasando ahora a Cobra Kai, la serie basada en la famosa saga de películas Karate Kid, también encontramos referencias a la Guerra de Vietnam, aspecto que se ha vuelto central en la tercera temporada y promete que se va a ampliar todavía más en la cuarta, que se encuentra actualmente en grabación. En este caso también vemos que la experiencia de la guerra ha transformado de manera radical la personalidad de uno de los personajes, John Kreese, quien se ha convertido en una persona más ruda, cerrada emocionalmente, cuyos recuerdos de Vietnam lo siguen atormentando, como sucedía con Armando Barreda/Seymour Skinner.
Los primeros flashbacks de la guerra en la serie nos recuerda a la película Forest Gump, donde quienes atacan son vietnamitas anónimos, cuyos rostros no podemos ver, ocultos en la selva, como si los disparos salieran directamente de las plantas. Bruce Franklin nos explica que estas escenas forman parte de un proceso más amplio, destinado a borrar a los vietnamitas del conflicto, como si todo hubiera sido un problema entre norteamericanos en una tierra extraña y hostil. De hecho, esto es lo que sucede en el último capítulo de la tercera temporada de Cobra Kai, donde John Kresse debe enfrentarse a muerte con su propio capitán, George Turner, para satisfacer el sadismo de los vietnamitas que los tienen secuestrados. Por un lado, ahora si podemos conocer a los enemigos, que son demonizados como violentos desalmados. Pero, por otro lado, nos damos cuenta de que en realidad el verdadero enemigo del joven e inocente John Kreese no eran los asiáticos sino su propio capitán, quien lo había manipulado y ocultado información sobre su novia hasta ese momento. Aquí es justamente cuando nuestro personaje se transforma, indicando que entonces no es la guerra en sí misma lo que lo ha afectado, sino esta pelea con su superior, como decíamos, un conflicto entre los propios norteamericanos, donde los vietnamitas forman parte de un anónimo telón de fondo.
La tensión entre autoridades que manipulan y ocultan información, traicionando el heroísmo de jóvenes valientes, va a ser un tópico recurrente en la industria de entretenimientos norteamericana, desde la década de los ochenta en adelante, gracias a lo cual se recupera la figura del veterano, quien había sido casi ignorado en los años inmediatamente posteriores al conflicto en Vietnam. Una referencia obligatoria es Rambo: primera sangre, de 1982, película que inauguró una saga de acción que tuvo notables repercusiones en toda la industria cinematográfica, dando impulso a un género basado en hombres rudos que se enfrentan tanto a los enemigos de la nación como a sus superiores. Otra película central para comprender esta empresa cultural es Volver al futuro, de la misma década, donde el personaje principal viaja a los cincuenta, un mundo todavía inocente no "contaminado" por las divisiones y el libertinaje que supuestamente caracterizaron a los sesenta según el relato oficial. Al respecto, cabe destacar los comentarios positivos que recibió la cinta por parte de Ronald Reagan, presidente en el momento de su estreno, la cual citaba en sus discursos oficiales.
Por supuesto, no queremos decir que toda la industria norteamericana forma parte de un enorme complot cuyo objetivo es ofrecer la misma visión sobre la Guerra de Vietnam, sino que parte importante de la misma comparte ciertos tópicos comunes que pueden ser considerados como ilustrativos de una de las vías en las cuales se ha bifurcado la cultura de este país, contraria a otras visiones que aquí no hemos reproducido, pues escapa al tema de nuestra nota. En resumen, más allá de los matices que se pueden encontrar en cada uno de los productos mencionados, es notable la reproducción de ciertos estereotipos que, como tales, vienen a reforzar una mirada que se aleja notablemente de lo que realmente fue la Guerra de Vietnam y los conflictos al interior de la sociedad norteamericana en su momento.
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