La ambición: crítica de la película india "Compañía Limitada" (1971), de Satyajit Ray

Continuamos con la segunda entrega de la Trilogía de Calcuta, del renombrado director indio Satyajit Ray. En Compañía Limitada (‘Seemabaddha’, basada en la novela homónima del escritor Mani Shankar Mukherjee), película estrenada en el año 1971, asistimos a la historia de Shyamalendu Chatterjee, gerente de ventas en una prestigiosa empresa británica, y su caída moral en el mundo de la corrupción.

*Por Alan Eloy Tévez

La voz en off y los planos que se van sucediendo son contundentes: “Parece que el número de desempleados jóvenes educados en Bengala supera el millón. No sé cuántos analfabetos desempleados habrá. La mayoría de los problemas de Bengala han surgido de este gran problema llamado desempleo”. Hasta ahí, imágenes de jóvenes que hacen fila en busca de un puesto de trabajo en un contexto de alta desocupación (corre el año 1970). El tono seco y explicativo de la voz se combina a la perfección con el realismo de las imágenes, para luego aclarar: “Yo no soy uno de esos desempleados. He estado trabajando para una empresa extranjera durante los últimos diez años”.

De este modo asistimos a la historia de Shyamalendu Chatterjee (interpretado por Barun Chanda), quien en primera persona nos cuenta su ascenso en la empresa británica Hindustan Peters, en la que ha llegado al puesto de gerente de ventas en la división de ventiladores. Hace diez años ha abandonado su pueblo natal, Patna, y ha pasado por Nueva Delhi para instalarse finalmente en Calcuta, donde vive con su esposa Dolan y su hijo Raja, aunque el niño estudia en una escuela privada lejos de sus padres en Darjeeling.

Shyamalendu, en su juventud, fue un brillante estudiante con una maestría en literatura inglesa que siguió los pasos de su padre al convertirse en maestro, pero lo dejó todo atrás para obtener una vida más cómoda en las grandes ciudades. Ahora, su principal objetivo consiste en ascender al puesto de director de marketing, que le sigue en la jerarquía de la empresa. Para ello deberá competir sordamente contra Runu Sanyat, quien es gerente de la división de lámparas.

Pero un hecho viene a sacudir la tranquila vida de Shyamal: la aparición de su cuñada Tutul, que ha llegado desde Patna para instalarse unos días en su casa. Hace muchos años que no se ven, y Tutul conserva el recuerdo del joven idealista que alguna vez fue su cuñado, lo cual contrasta con el hombre calculador y oportunista en que se ha convertido. Ella le hace notar en todo momento lo ostentosa que es su vida en comparación a las penurias que sufren otras personas. Shyamal –que se siente atraído hacia ella- se excusa y le dice que para su trabajo lamentablemente es necesario hacer cosas que no quisiera hacer.

En una reunión que sostiene con otro empleado de la empresa que está pronto a retirarse, este –un sabio hombre de origen tamil- cita una frase emblemática del escritor británico Joseph Conrad: “Todas las ambiciones son lícitas, excepto aquellas que se elevan sobre las miserias o credulidades de la humanidad”. Pronto surgirá un problema en la empresa relacionado con un embarque para exportar, por lo cual Shyamalendu deberá valerse de diversas artimañas y corruptelas con tal de llegar a concretarlo si no quiere perder en la carrera hacia el puesto que tanto ansía.

Cabe destacar en este filme la actuación de Sharmila Tagore como Tutul. Sentida y a la vez sutil, está marcada por silencios y miradas que funcionan como un reflejo de la conciencia de su cuñado, cuya humanidad se va consumiendo lentamente debido a su inescrupulosa ambición. Ella conserva todavía una humildad y sensibilidad de pueblo pequeño y se ve anonadada ante las tentaciones, los lujos, la desigualdad y la violencia (corren los tiempos de la guerrilla maoísta Naxalita) que observa en la metrópolis de Calcuta.

Compañía Limitada (Seemabaddha, en bengalí) es la segunda parte de la reconocida Trilogía de Calcuta, la cual también componen El adversario (1970) y El intermediario (1976). El director Satyajit Ray nos entrega en este film otro fresco de una década marcada por una creciente disparidad y conflictividad social. Basada en la novela homónima del escritor bengalí Mani Shankar Mukherjee, en esta película Ray hace uso de un estilo más inspirado en el neorrealismo italiano, con un riguroso blanco y negro solamente atenuado por algo de color en una publicidad de la empresa Hindustan Peters.

Al igual que en su predecesora El adversario, esta cinta muestra a Calcuta como una ciudad opresiva pero desde una óptica diferente, ya no de los que no pueden acceder al mercado laboral sino de aquel que escala peldaños en la sociedad procurando el éxito profesional. Pero Satyajit Ray, con su inconfundible humanismo, nos recuerda que, al fin y al cabo, todo éxito no es más que algo aparente, sobre todo si el corazón no está puesto en ello.

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