Estreno de la película coreana Barrenderos espaciales (2021): entre Cowboy Bebop y La guerra de las galaxias
*Por Pablo Jaruf.
El 5 de febrero de 2021 se estrenó la película surcoreana Barrenderos espaciales (título original: 승리호 "hangul"), convirtiéndose rápidamente en una de las películas más taquilleras del año. La crítica destacó la calidad de imagen y de los efectos especiales, todo un mérito sabiendo el poco presupuesto con el que había contado Jo Sung-hee, director de la cinta, para realizarla. Los primeros comentarios han remarcado la búsqueda por emular las superproducciones de Hollywood, pero en esta nota nos gustaría señalar que además existe una intensión manifiesta por combinar novedades del cine chino y clásicos del manga y del anime japonés.
En lo que respecta al cine chino, un paralelismo evidente es La tierra errante, de 2019, una de cuyas características eran las múltiples referencias a películas clásicas de ciencia ficción. Esto último incomodó al público occidental, pues sintió que se trataba de una burda copia. Pero, lo que sucede es que esta producción representaba una de las cualidades más extendidas del arte chino que, al contrario del occidental, rechaza la búsqueda de la originalidad, sosteniendo que la verdadera creatividad reside en hacer copias. Como demuestra el filósofo surcoreano Byung-Chul han, esta práctica tiene su origen en preceptos tradicionales budistas y taoístas que, en lugar de basarse en una sustancia inmutable, parten de la idea de proceso como cambio incesante, donde el artista se suma a este camino para amalgamarse en un cuerpo colectivo anónimo. Para lo anterior remite incluso al mismo Confucio, quien renunció a la autoría de su enseñanza, atribuyéndola a los sabios antiguos. Esta suerte de espíritu es palmario en la cultura shanzhai, en su momento relacionada con la copia de marcas occidentales, pero que en realidad forma parte de todos los aspectos de la vida china y, por extensión, de Asia oriental. Es importante señalar que la función central de las copias es justamente preservar el original, como por ejemplo demuestra la reconstrucción completa cada dos años del Santuario de Ise en Japón, gracias a lo cual el edificio vuelve a su estado primigenio.
Byung-Chul han señala además que el shanzhai puede llegar a superar al original, en el sentido que las copias suelen incorporar pequeñas variaciones que transforman al objeto y/o que, por medio de la combinación, aportan creatividad que resignifican la obra. Es esto último es lo que creemos sucede con la reciente Barrenderos espaciales, donde las referencias a otras películas, animes y mangas dan como un resultado una propuesta atractiva, que ha encontrado muy buena aceptación por parte del público.
Una primera correspondencia es Cowboy Bebop, el genial anime de la década de los noventa. Mientras que la historia de Barrenderos espaciales transcurre en 2092, la de Cowboy Bebop sucede en 2071. En ambos casos vemos una humanidad que ya vive en colonias espaciales y en algunas lunas y planetas. Nuestros personajes, asimismo, son un heterogéneo grupo reunido por distintas circunstancias, que se dedica a recoger escorias en el espacio (basura en la película y delincuentes en el anime). A pesar de su efectividad, siempre terminan sobreviviendo con lo mínimo, usando la misma ropa desgastada y alimentándose de mala manera. Otra semejanza es que cada uno de los personajes posee un pasado mucho más interesante que su anodino presente, el cual sin embargo irrumpe para animar una trama que poco a poco los lleva a un posible desastre.
Después de los primeros minutos de película, que sirven para mostrar el contexto, comienza la verdadera historia, cuando los tripulantes de la nave barrendera Victory encuentran a Dorothy, una niña perdida en el espacio. La primera opción es entregarla a otras personas, comenzando un viaje que los lleva a atravesar distintos peligros, trama muy común en distintas películas de ciencia ficción, siendo el caso más reciente la serie El mandaloriano, del universo de La guerra de las galaxias. Poco a poco comienzan a darse cuenta de la singularidad de esta niña, quien posee poderes sobrenaturales que los salva en más de una ocasión. Resulta ser que estas cualidades son producto de miles de nanorobots que circulan por su cuerpo y la rodean a modo de un campo invisible. Algo similar ya hemos visto en la película del año pasado, Bloodshot, protagonizada por Vin Diesel, donde también una persona al borde de la muerte es salvada por esta nueva tecnología, convirtiéndola en un ser casi indestructible. Si bien en ambas cintas no queda claro cómo la inserción de nanorobots puede otorgar estas cualidades sobrehumanas, la idea de fondo no es tan descabellada, como muestran los actuales experimentos en roedores, con los cuales se hacen pruebas para aplicar en la cura contra el cáncer.
Las cualidades extraordinarias de esta niña son las que la vuelven un arma codiciada por el villano de la película, James Sulliven, CEO de UTS, la corporación que construyó un nuevo hogar para la humanidad, que orbita en torno de la Tierra, y que ahora planea colonizar Marte. Se trata de un gran empresario vinculado a la nanotecnología, gracias a lo cual las personas adineradas pueden vivir en este nuevo mundo mientras los pobres sobreviven en una Tierra contaminada cuyo aire es irrespirable. Difícil no ver aquí una referencia al manga Gunnm o Alita, ángel de combate (que también cuenta con un anime y un olvidable live action), donde el villano, Desty Nova, es también alguien versado en nanotecnología y reside en Salem o Tiphares, una ciudad flotante a la que sólo accede la elite de la sociedad. También en este manga una joven amenaza con destruir este imperio empresarial, aunque en realidad se trata de un cyborg que, a medida que avanza la narración, se va humanizando cada vez más. En Barrenderos espaciales también uno de los personajes principales es un cyborg cuyo objetivo, igualmente, es adquirir una apariencia humana, cuyo género se rebela a mitad de la película.
El clímax del final llega cuando se desata un enfrentamiento espacial donde nuestros personajes tratan de evitar que una esfera gigante destruya el planeta Tierra. La forma del arma es una clara referencia a la estrella de la muerte de la famosa saga La guerra de las galaxias, en cuyo alrededor las naves se enfrentan, entrando y saliendo de su estructura y otras construcciones cercanas. En su auxilio acuden los demás barrenderos, cuyas naves y tripulaciones se asemejan notablemente a las fuerzas rebeldes de la República Galáctica. De la misma manera, los enemigos son representados de forma genérica, todos iguales a sí mismos y fácilmente descartables.
Llegados a este punto, si bien podemos detectar más paralelismos con otras obras de ciencia ficción, decidimos detenernos para no revelar más aspectos de la trama y arruinar las sorpresas. Estamos seguros que los amantes de la acción disfrutarán de esta película, aunque debemos advertir que la celeridad de la trama provoca gruesos agujeros de guion que incomodarán a más de uno. De todas formas, se trata de un producto que, junto a otros, comienza a competir con el cine norteamericano, ofreciendo personajes de otras latitudes que sirven para matizar el peso de los occidentales en las películas ambientadas en el futuro espacial. Por último, un comentario en tono irónico: si bien la nave de nuestros personajes porta una bandera surcoreana, esperamos que para 2092 ambas coreas ya estén unidas pues, de lo contrario, el Ministerio de Unificación pasará a la historia como la institución más inútil de la actual República de Corea.
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