Un febrero marciano: llegaron a Marte las sondas enviadas por Emiratos Árabes Unidos y la República Popular China
*Por Pablo Jaruf
Febrero de 2021 es un mes histórico para la exploración de Marte: por primera vez llegan, casi de manera simultánea, tres sondas de distintos países: el martes 9 llegó al-Amal, de los Emiratos Árabes Unidos, el miércoles 10 Tianwem-1, de la República Popular China, y el jueves 18 Perseverance, de Estados Unidos de América. En la presente nota nos concentraremos en las primeras dos, enviadas por países asiáticos.
La sonda al-Amal ("esperanza") partió de la isla Tanegashima, Japón, el 19 de julio del año pasado, para que llegara a Marte a comienzos de 2021, año en que Emiratos Árabes Unidos conmemora los cincuenta años de la fundación de su país. De esta manera, se convirtió en el tercer estado asiático en llegar a este planeta, después de China y de India. La misión forma parte de los distintos proyectos a futuro gracias a los cuales los emiratíes esperan diversificar sus actividades económicas una vez que el petróleo se acabe o su explotación ya no sea rentable. Asimismo, se busca fortalecer y estimular el estudio de las ciencias naturales y de las matemáticas, sobre todo en el nivel universitario. Otro rasgo a destacar es la inclusión de mujeres en estos proyectos, como muestra la designación de Sarah al-Amiri como Ministra de Estado de Ciencias Avanzadas y como Presidenta del Consejo de Científicos.
La sonda al-Amal no descenderá a la superficie, sino que permanecerá en órbita durante un año marciano, es decir, 687 días. Allí se espera que pueda recoger datos para investigar la atmósfera y entender cómo y por qué el planeta rojo perdió sus mares y sus ríos. A partir de lo anterior se espera establecer modelos de la posible evolución de la atmósfera terrestre de aquí a miles y millones de años. De manera afortunada, toda esta información será puesta a disposición de 200 universidades e institutos de investigación de todo el mundo.
La sonda china Tianwen-1 ("preguntas al cielo"), en cambio, si descenderá a la superficie de Marte, pero dentro de tres meses. Mientras tanto, el equipo, además de estudiar la atmósfera, determinará la mejor manera de amartizar, pues al día de la fecha casi la mitad de las misiones han fracasado al intentar tan difícil tarea. De lograr este objetivo, se convertirá en el primer país asiático en poder amartizar con éxito, después de la Unión Soviética, los Estados Unidos de América y el Reino Unido. Una vez logrado este objetivo, se espera estudiar la geología, la presencia actual y pasada de agua, la identificación de minerales y de diferentes tipos de rocas en la superficie marciana.
La misión china a Marte se produce pocos meses después de que este país colocó su bandera en la superficie de la Luna, acto simbólico que hasta el momento sólo habían realizado los norteamericanos, como comentamos en una nota anterior de nuestro blog. Esta misión formaba parte de un programa entre cuyos objetivos figuraba experimentar con cultivos, lo que pudo ser logrado con éxito: una semilla de algodón germinó y vivió durante 8 días, hasta que dejó de ser regada. Xie Gengxin, de la Universidad de Chongqinq, científico a cargo del experimento antedicho, también ha adelantado que se está avanzando en la posibilidad de construir una central de energía solar en el espacio, la cual llegaría al planeta Tierra mediante microondas. Al respecto, es importante mencionar que el mes pasado China logró establecer la primera red de comunicación cuántica de 4600 km segura y estable entre la tierra y satélites artificiales.
En suma, estos avances técnicos permiten obtener nueva información que conducirá a un mejor conocimiento de Marte, de la Luna y de nuestro planeta, lo que sin dudas es una buena noticia. Sin embargo, es evidente también que se trata de una competencia por los recursos y las comunicaciones espaciales, donde los pocos países que participan serán los principales beneficiados. El año que viene Japón planea enviar una misión a Marte con amartizaje incluido, mientras que India proyecta enviar otra en 2024. Parece ser que, para saber qué sucederá en nuestro planeta en el futuro, tendremos que mirar cada vez más al cielo y las estrellas.
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