*Por Pablo Jaruf
El pasado 4 de noviembre, la República Popular China se convirtió en el segundo país en plantar su bandera en la superficie de la Luna. Hasta el momento, solo Estados Unidos de América lo habían hecho, dejando entre 1969 y 1972 un total de seis banderas en el satélite. Este acto simbólico marcó el final de una nueva misión china, en la cual la sonda espacial Chang'e-5 recogió muestras lunares para traer a la Tierra.
A comienzos del año pasado, la exploración espacial de este país asiático también había sido noticia, en aquel momento por ser el primero en realizar una misión en la cara oculta de la Luna. Estas campañas forman parte de un programa mayor que comenzó en 2007, llevado adelante por la Administración Nacional del Espacio de China, la cual proyecta enviar viajes tripulados en un futuro cercano. Los objetivos de esta costosa empresa son conocer mejor los recursos minerales de la Luna, experimentar con cultivos y evaluar la viabilidad de instalar paneles solares en su superficie.
Además de EEUU y de la URSS, otros países han enviado misiones a la Luna, varios de ellos asiáticos. El pionero fue Japón, a partir de 1990, en estrecha colaboración con los norteamericanos. Hong Kong se sumó en 1997, la India en 2008 y China, como decíamos, en 2007. Pero también se han dirigido misiones a Marte. Hoy mismo está en viaje la sonda Al Amal enviada por los Emiratos Árabes Unidos, la cual se estima llegará a la órbita de aquel planeta en febrero de 2020, sumándose a la india Magalyaan, que se encuentra allí en funcionamiento desde 2014.
Todas estas campañas forman parte de una creciente competencia por los recursos del espacio, la cual pegó un salto en abril de este año cuando el presidente Donald Trump firmó una orden que permitía la explotación económica de los mismos. Dos meses después ordenó al Pentágono crear una fuerza militar espacial con el fin expreso de oponerse a los avances tanto de China como de Rusia. Hace apenas unas semanas despegó el primer viaje comercial a una estación espacial, llevado adelante por la empresa SpaceX del multimillonario Elon Musk.
Estamos acostumbrados a analizar la política internacional en función de los recursos terrestres, pero es evidente que cada vez más vamos a tener que considerar también los del espacio exterior, pasando de la geopolítica a una verdadera cosmo-política o política cósmica. Quienes hacemos este blog somos docentes y nos damos cuenta que ya no alcanza con enseñar la geografía de nuestro planeta, pues pronto llegará el momento que debamos aprender con el mismo detalle la geografía de la Luna. Lo mismo sucederá con la historia de la exploración espacial; solemos explicar los viajes de famosos exploradores europeos de los siglos XV y XVI, como Vasco da Gama, Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes, pero, para las próximas generaciones será mucho más necesario conocer los nombres de astronautas y de misiones espaciales.
Como verán, lo que antes era solo ciencia ficción, hoy ya forma parte de nuestra vida cotidiana. Se trata de fenómenos que nos involucran aunque no nos demos cuenta, pero que son necesarios comprender y poder analizar, para orientar sus fines en función del provecho colectivo y el mejoramiento de la sociedad. Esta noticia sobre la bandera de la China en la Luna -que llamativamente no ocupó un lugar importante en las primeras planas de los últimos días, pasando casi sin pena ni gloria- será considerada en el futuro como un acto simbólico trascendental, la cual será mencionada en todos los manuales de Historia que se precien como tales.
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