Se reanuda la construcción del ferrocarril que une Turquía, Irán y Pakistán

*Por Pablo Jaruf

En diciembre de 2020 se reunieron las autoridades de los ferrocarriles nacionales de Turquía, de Pakistán y de Irán para acordar la reanudación del tendido y renovación de vías para el tren de carga que unirá a las ciudades de Estambul, de Teherán y de Islamabad. Se trata de un proyecto desarrollado bajo la Organización de Cooperación Económica (ECO por su sigla en inglés), que agrupa a diez países asiáticos: Afganistán, Azerbaiyán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán, Turquía, Turkmenistán y Uzbekistán. Gracias a esto se podrá mejorar el traslado de mercancías entre los países de la región, así como también establecer vínculos más estrechos al oeste con Europa y al este con China.

Mapa del trayecto planificado para el Tren ITI (Istambul-Tehran-Islamabad) (Fuente: RailFreight.com)


Este nuevo ferrocarril ya ha recibido el reconocimiento de las Naciones Unidas como un corredor internacionalUna vez finalizado, podrá recorrer 6500 km en 11 días y medio. Hoy en día, este recorrido demora 45 días, mientras que el viaje por mar abarca un total de 21 días. El acuerdo entre los tres países incluye además tarifas especiales, lo que favorecerá aún más al comercio. Se proyecta que comience a funcionar este año y se evalúa que en el futuro cercano sirva también como transporte de pasajeros.

(Fuente: Times of Islamabad)


En el caso de Pakistán, la idea es que esta red conecte en 2026 con la línea ML-1 y la región autónoma china de Xinjiang, pasando a formar parte del Corredor Económico China-Pakistán (CECP por su sigla en inglés), una pieza fundamental de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda. En una nota anterior de nuestro blog hemos comentado algunas de las iniciativas en infraestructura que está impulsando el gigante asiático. Por ahora, la vía central de comunicación entre China y Europa, que se acaba de inaugurar hace unas semanas, sale de Xi'an, atraviesa el sur de Kazajistán, cruza el Mar Caspio en ferry, y luego retoma tierra en Azerbaiyán y Georgia, hasta llegar a Estambul, lo que tan sólo demora 12 días.


Cabe mencionar que las relaciones entre China y Pakistán son muy estrechas. Los últimos avances en el sector ferroviario pakistaní han sido financiados en gran parte por la República Popular, como la inauguración del Orange Line Metro y la reapertura del Railway Circular Karachi. En el caso del Orange Line, se trata del primer metro del país, que comenzó a funcionar en octubre del año pasado. El mismo cuenta con tramos elevados y otros por debajo de la superficie, transportando 250 mil pasajeros diarios en la ciudad de Lahore, capital de la provincia de Punjab, al noreste del país. Por su parte, el Railway Circular Karachi, como dice su nombre, circunvala dicha ciudad, capital de la provincia de Sindh, al sur del país, en las orillas del Mar arábigo. A continuación, compartimos un video donde se muestra el tren antes de la inauguración a fin de noviembre del año pasado. Para aquellos que quieran profundizar en esta cuestión, les recomendamos el canal de YouTube Pak Railography, donde podrán conocer las distintas líneas ferroviarias de Pakistán.


Turquía, Irán y Pakistán son los países con mayor cantidad de kilómetros de red ferroviaria en el continente asiático, a excepción, claro está, de China, de India y de Japón, que los superan ampliamente. En Irán, durante los últimos años, se está llevando adelante, no sólo la electrificación de los viejos tramos, sino también la expansión de su red, que crece 500 kilómetros por año.  En contra de aquellas visiones que se difunden acerca de este país, su red ferroviaria ha aumentado un 46 % desde la Revolución Islámica en adelante. Sus trenes conectan, por un lado, el Golfo Pérsico con el Mar Caspio, y por el otro, Turquía, el Cáucaso e Irak al oeste, y Asia central y Pakistán al este. Como es evidente, se trata de una encrucijada clave en los circuitos de intercambio internacional.

El presidente iraní, Hassan Rouhani, observa el mapa de la infraestructura viaria en la apertura de la línea Mianeh-Bostanabad, 2019 (Fuente: Getty Images)


Por último, Turquía, puente histórico entre Asia y Europa, inauguró en 2016 el túnel submarino ferroviario más profundo del mundo, que cruza el Estrecho del Bósforo, conectando así los dos continentes. Este país ha sabido sacar provecho de su posición privilegiada, logrando defender sus intereses en la toma de decisiones. No sólo forma parte de organizaciones asiáticas, como la mencionada ECO, sino que también lidera el Consejo de Cooperación de los Estados de Habla Túrquica. Como es bien sabido, durante el siglo XX ha estrechado sus lazos con Occidente, sumándose a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aunque hasta el momento no ha logrado incorporarse de manera plena en la Unión Europea. Durante los últimos años, el gobierno turco intenta imponer una línea propia, con mayor autonomía, participando de manera activa en la política regional y estableciendo bases militares en Irak, Qatar, Libia y Somalia. El hallazgo de grandes yacimientos de gas en el Mediterráneo oriental ha provocado que esta tendencia se acentúe, pues a los históricos conflictos con Grecia se suma la cuestión irresuelta de la República Turca del Norte de Chipre, no reconocida por ningún organismo internacional.

Es evidente que cada uno de los temas mencionados en los párrafos anteriores amerita una atención más pormenorizada, pero no contamos aquí con espacio para profundizar en ellos. Simplemente, los trajimos a colación para comprender la relevancia de estos tres países en el comercio y la geopolítica de esta parte de Asia, lo que nos permite entonces comprender mejor el rol que desempeñará este nuevo ferrocarril en la región. Esperamos que estos avances en infraestructura sirvan para mejorar la comunicación entre los habitantes de estos países y mejorar su calidad y su nivel de vida.

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