Modi, primer ministro de la India, se abraza con Putin: se acelera el nuevo orden mundial

*Por Pablo Jaruf

Desde hace tiempo se viene hablando de una nueva configuración mundial multipolar, donde ahora EE UU y sus aliados deben lidiar en pies de igualdad con otros países y bloques, especialmente con aquellos que forman parte de los BRICS+, que además de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, sumaron este año a Irán y Arabia Saudita, entre otros. La guerra entre Rusia y Ucrania, así como las sanciones impuestas por los estadounidenses, ha fortalecido el acercamiento entre Rusia y China, sin contar el rol estelar que poco a poco comienza a asumir Corea del Norte. Por su parte, India comienza a delinear una geopolítica propia, estableciendo vínculos tanto con EE UU como con Rusia, posicionándose entonces como una potencia capaz de tomar sus propias decisiones. En este sentido, la visita del primer ministro indio, Narendra Modi, a la Federación Rusa, liderada por Vladimir Putin, constituye un verdadero parteaguas que no deja indiferente ni a China ni a las potencias occidentales. A su vez, se trata de un acontecimiento político que coincide, por un lado, con la vista de Victor Orbán, primer ministro de Hungría y presidente temporal de la Unión Europea, a la República Popular de China, donde Xi Jinping lo recibió con honores, y, por otro lado, con el recrudecimiento de las internas de cara a las próximas elecciones en EE UU, coronadas este fin de semana con el intento de asesinato de Donald Trump.

El primer ministro indio, Narendra Modi, izquierda, y el presidente ruso, Vladimir Putin, se abrazan durante una reunión informal en la residencia Novo-Ogaryovo, en las afueras de Moscú, Rusia, el lunes 8 de julio de 2024 [Gavriil Grigorov, Sputnik, foto del Kremlin Pool vía AP]

Como decíamos, la visita del primer ministro Modi a Rusia el pasado 8 de julio, se produce en un momento crucial, ya que ambas naciones buscan reforzar sus alianzas estratégicas en medio de un panorama geopolítico global que cambia rápidamente. Durante la visita, Modi participó en extensas conversaciones con el presidente ruso Vladimir Putin, abordando una variedad de temas, desde la cooperación en defensa hasta la colaboración económica.

El sector de la defensa sigue siendo una piedra angular de la relación entre India y Rusia. Modi y Putin discutieron la mejora de los vínculos de defensa a través de ejercicios militares conjuntos, transferencias de tecnología y desarrollo conjunto de equipamiento. El sistema de defensa antimisiles S-400, que India adquirió de Rusia, es un testimonio de la profunda colaboración entre los dos países.

La cooperación económica fue otro tema fundamental. Los líderes deliberaron sobre formas de impulsar el comercio bilateral, que ha aumentado constantemente en los últimos años. Se hizo hincapié en la diversificación de las carteras comerciales, con especial atención en sectores como la agricultura y la tecnología de la información. Sobre la cooperación energética, especialmente en el ámbito de la energía nuclear, se conversó extensamente. Sucede que India y Rusia han sido socios desde hace tiempo en este sector, al punto que Rusia desempeña un papel clave en el programa de energía nuclear civil de la India. Los dos líderes exploraron nuevas vías de colaboración, incluidas posibles empresas conjuntas en proyectos de energía renovable.

El primer ministro Narendra Modi y el presidente Vladimir Putin asisten a una reunión en el Kremlin en Moscú, Rusia. (Alexander Nemenov/Pool vía REUTERS)

Más allá de las discusiones estratégicas y económicas, la visita de Modi también tuvo como objetivo fortalecer los lazos culturales y las conexiones entre pueblos. India y Rusia comparten una rica historia de intercambios culturales y los líderes enfatizaron la importancia de fomentar estas conexiones a través de iniciativas en educación, turismo y diplomacia cultural. Durante su visita, Modi participó en varios eventos culturales, por ejemplo en la inauguración de un festival de cine en Moscú, evento donde se van a proyectas películas indias contemporáneas y clásicas.

Mientras esta visita tenía lugar, al mismo tiempo, el primer ministro húngaro llegaba a Beijing, en su calidad de presidente temporal de la Unión Europea, para seguir impulsando lo que ha denominado como la "Misión de Paz 3.0", una iniciativa diplomática dirigida a promover la paz en Ucrania. Esta misión se distingue por su enfoque en la mediación y la búsqueda de soluciones diplomáticas para el conflicto entre Ucrania y Rusia. Con este objetivo en mente, Orbán ha viajado a varias capitales clave, incluyendo Kiev, Moscú y Beijing. Durante su visita a China, Orbán subrayó la importancia de involucrar a las potencias en la creación de condiciones favorables para la paz. Como es evidente, este esfuerzo ha generado tensiones en la Unión Europea y la OTAN, ya que algunos consideran que Orbán está utilizando su posición para fortalecer las relaciones con Rusia y China, mientras que otros valoran su intento de mediar en el conflicto​.

El presidente chino, Xi Jinping, se reúne con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, en la pensión estatal Diaoyutai en Beijing, China, el 8 de julio de 2024 [China Daily vía Reuters]

Este fraccionamiento al interior de la OTAN, es decir, entre EE UU y sus aliados, repercute en la política interna estadounidense, donde Donald Trump ha adelantado que, de ser elegido de nuevo como presidente, impulsará varios cambios significativos, siendo uno de los más controvertidos la idea de crear un sistema de "alianza escalonada" donde los miembros que no cumplan con sus obligaciones de gasto en defensa (al menos el 2% del PBI) podrían perder las protecciones del Artículo 5. Esto significa que en caso de un ataque, otros miembros de la OTAN no estarían obligados a defenderlos. Asimismo, Trump y sus asesores también han sugerido reducir la participación y el intercambio de inteligencia de EE UU con la OTAN.​

El pobre desempeño de Joe Biden en el último debate televisivo, sus permanentes lapsus y equivocaciones en eventos políticos y conferencias de prensa, sumado a una situación económica-social que no mejora en su país, genera que la posibilidad de Trump de volver a la presidencia parezca cada vez más real. Como si todo lo anterior no fuera poco, el sábado 13 de julio, la misma semana del abrazo de Modi con Putin y de la visita de Orbán a Xi Jinping, tuvo lugar un intento de asesinato del candidato republicano. Durante un mitin de campaña en Butler, Pensilvania, el joven Thomas Matthew Crooks disparó un rifle estilo AR, hiriendo a Trump en la parte superior de su oreja derecha. El candidato fue atendido rápidamente por el Servicio Secreto y su vida no corre peligro.

Derechos de autor AP Photo

Este incidente dejó un saldo trágico con la muerte del atacante y de un asistente, además de dos personas más que resultaron gravemente heridas. La investigación está en curso, y aunque las autoridades han revisado los dispositivos y el historial de Crooks, todavía no han encontrado un motivo claro o evidencia de una ideología política detrás del ataque. Pero, sea cual fuere la razón del ataque, al parecer produjo un notable aumento en la imagen del candidato pues, como indican encuestas recientes, Trump habría recibido un incremento de aproximadamente 6 puntos en su índice de favorabilidad, subiendo de un 41% a un 47% en los días posteriores al incidente. Este aumento refleja una ola de simpatía y apoyo por parte del público, tanto de sus seguidores habituales como de algunos sectores que previamente eran críticos con él.

De confirmarse esta tendencia y, luego, en caso de ser elegido, si realmente impulsa la política exterior que viene proponiendo, entonces es altamente probable que Donald Trump termine por dar forma a este mundo multipolar que desde hace años se viene configurando. Una de las preguntas que resta responder, por supuesto, es si este nuevo orden es más beneficioso o más perjudicial para las millones de personas que habitamos en este mundo. Por un lado, vemos que muchos de estos gobiernos poseen aspectos sin dudas más conservadores y autoritarios. Pero, por otro lado, es posible que esta multipolaridad permita más margen de maniobra al resto de los países, como por ejemplo los latinoamericanos; claro, siempre y cuando no abracen solo una potencia a la cual aten su destino. Quizás la solución, para esto último, sea seguir "la vía india", de ir estableciendo vínculos según nuestros propios intereses, con la salvedad, claro está, de que la mayoría de los países de nuestro continente, salvo Brasil, no cuenta con el mismo peso económico, político o militar que el país del sur asiático.

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