El impulso vital: reseña de la película japonesa "Violines en el cielo" (2008)



Ganadora del Oscar a Mejor película extranjera en 2008, Violines en el cielo (Okuribito -El que despide-, en japonés) narra la historia de un joven violonchelista que queda desempleado cuando se disuelve su orquesta. Vuelve de Tokio a su pueblo natal y encuentra trabajo en la práctica del Nokan, que consiste en preparar los cuerpos de las personas fallecidas antes de llevarlos al ataúd. El protagonista deberá hacer frente al prejuicio social que existe ante esta nueva profesión que ha adoptado y su pasado familiar.

Por Alan E. Tevez.

Nuevos comienzos

¿Qué hacer cuando el principal objetivo de una vida se hace añicos? Esto le sucede a Daigo Kobayashi (actuación de Masahiro Motoki), un violonchelista de más de treinta años que se queda desempleado cuando se disuelve la orquesta en la cual se desempeña. Daigo se echa la culpa a sí mismo por no ser más talentoso y, debido a ello, no tener opciones para trabajar en otras orquestas. Debido a la falta de oportunidades en Tokio, decide regresar junto a su esposa Mika (Ryoko Hirosue) a su pueblo natal y ocupar la casa que ha heredado por parte de su madre, quien tenía un bar que atendía junto al padre de Daigo, pero este huyó con una camarera y abandonó a su familia, hecho por el cual él le guarda mucho rencor. Daigo no sabe nada de su padre desde entonces y ni siquiera recuerda su rostro.


De vuelta en su pueblo natal, al principio el protagonista se encuentra desesperanzado porque le cuesta encontrar trabajo. Hojeando el diario encuentra una oferta laboral que dice en la descripción: “Ayudamos a la gente a viajar”, por parte de una supuesta “Agencia NK”. Daigo supone que se trata de una agencia de viajes, y al ver que se ofrece una excelente remuneración y no es requerida experiencia previa, no duda en apuntarse para una entrevista. El día de la entrevista, se entera de que el trabajo consiste en preparar los cadáveres de personas fallecidas para llevarlos al ataúd. Esto provoca desconcierto en Daigo, quien sin duda no esperaba este tipo de oferta laboral, pero su nuevo jefe, el señor Sasaki (Tsutomu Yamazaki) -tras una brevísima entrevista- pone su confianza en él para que empiece a trabajar de inmediato y ofrece una buena cantidad de dinero como adelanto.





Prejuicios sociales


El Nokan (por lo cual la agencia tenía las siglas “NK”) es una práctica por la cual se limpia, acomoda, maquilla o se afeita al cadáver de una persona fallecida para que sea velado enfrente de sus familiares y luego llevado al ataúd donde será cremado. A pesar de ser una práctica requerida y necesaria, existe en Japón un prejuicio hacia las personas que la llevan adelante ya que, según tradiciones religiosas, el trabajar con cadáveres contamina el espíritu, y las personas que practican el Nokan son “intocables” porque su espíritu está contaminado, según esta creencia. Lo mismo sucede, por ejemplo, con los carniceros y curtidores de cuero a quienes este prejuicio también se extiende. Estas personas son conocidas como Burakumin, según la vieja estratificación social que existía en el Japón Tokugawa. Durante la época de la Restauración Meiji en el siglo XIX fue proclamada la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, pero estos prejuicios siguieron subsistiendo durante largo tiempo. En la actualidad, esto no sucede de la misma forma que antaño, pero todavía existen familias que sostienen estos prejuicios y no dejan que sus hijos/as se casen con personas provenientes de familias burakumin y todavía existen barrios alejados en los que varios viven apartados, aunque no exista marco legal que ampare esta discriminación y los gobiernos, de hecho, hayan hecho avances durante las últimas décadas para subsanar esta situación.


El protagonista, de a poco, irá acostumbrándose y ganando confianza en su nuevo trabajo, el cual tiene cierto matiz artístico: al observar a su jefe trabajar, se da cuenta que este pone parte de su propia emotividad a la hora de preparar los cuerpos. La práctica del Nokan, implica estar expuesto a las emociones y sentimientos de las familias de los muertos. Es por esto que varias personas también se muestran agradecidas por su trabajo. A pesar de esto, Daigo debe enfrentar la desconfianza que su nueva labor genera primero en un antiguo compañero de clase, y luego en su esposa Mika, quien incluso llega a abandonar la casa en la que viven juntos ya que no puede tolerar su profesión. No obstante, Daigo seguirá perfeccionándose en el Nokan y enfrentará estos prejuicios y su propio pasado familiar.





Violines en el cielo (Okuribito -mejor traducible como El que despide-), también conocida como Final de partida o Despedidas, estrenada en 2008, está dirigida por Yojiro Takita, y cuenta con la banda sonora de Joe Hisaishi, quien había trabajado anteriormente para Hayao Miyazaki y Studio Ghibli. El filme posee una narración lineal, con algunos flashbacks en los cuales el protagonista trata de recordar el rostro de su padre sin éxito. La narración se ve reforzada con la banda sonora, la cual logra el efecto de conmover al espectador, en una estilo muy parecido a las películas de Ghibli. El filme no fue estrenado en Japón hasta después de su exhibición en el Festival de Montreal de ese mismo año, esto debido a los ya mencionados prejuicios de la sociedad japonesa hacia la muerte. También ese mismo año resultaría ganadora del Oscar a Mejor película extranjera al imponerse sobre títulos importantes como Entre los muros y Vals con Bashir.


En resumen, Okuribito es un film que pone de relieve lo infundado de los prejuicios en la sociedad japonesa hacia las personas que practican el Nokan, aunque no se trate de una denuncia social explícita acerca de la situación de los burakumin. No obstante, esto es ayudado (y en muy buena forma) por la repercusión que obtuvo la película. Daigo Kobayashi tal vez haya “fracasado” en el arte de tocar el violonchelo como profesional, pero algo de esta sensibilidad necesaria para el instrumento se deja traslucir en la forma en que va adquiriendo experiencia en su nueva profesión. Aunque parezca contradictorio, el estar en una profesión en que la muerte es algo tan cercano, esto sin duda le ha devuelto el sentido a su vida. También lo que se termina puede abrir nuevas puertas.




Comentarios