Por Kevin A. Tevez
La mañana del 10 de marzo, en Beijing (República Popular China), las delegaciones del Reino de Arabia Saudita y de la República Islámica de Irán, anunciaron en un documento conjunto el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, rotas tras el asalto por la muchedumbre de la embajada saudita en Teherán en 2016, ocasionado por la ejecución del prominente clérigo chiíta Sheikh Nimr Baqir al-Nimr.
El documento fue firmado por el secretario del Consejo Nacional de Seguridad (CNS) de Irán, Alí Shamkhani; el asesor de seguridad nacional de Arabia Saudita, Musaid Al Aiban y el director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Partido Comunista Chino, Wang Yi. Saudíes e iraníes se comprometieron a la no interferencia en los asuntos internos de cada país, a respetar la soberanía nacional del otro e implementar nuevamente acuerdos de seguridad y cooperación firmados anteriormente en 1998 y 2001.
En el plazo de dos meses, se reabrirán tanto las embajadas como las misiones diplomáticas de ambos países. Las delegaciones reconocieron, además del papel mediador de la R. P. China, los de Irak y Omán, que patrocinaron las primeras rondas de las negociaciones en 2021-22.
En el plazo de dos meses, se reabrirán tanto las embajadas como las misiones diplomáticas de ambos países. Las delegaciones reconocieron, además del papel mediador de la R. P. China, los de Irak y Omán, que patrocinaron las primeras rondas de las negociaciones en 2021-22.
El acuerdo entre ambos países ocurre en el contexto del reordenamiento internacional, signado por la Guerra de Ucrania, la tensión en el Mar de China y la reciente retirada estadounidense de Afganistán (2021), que además de significar una derrota, expresa las nuevas prioridades de la política exterior estadounidense, que ya no pasan por la seguridad energética (establecida durante la Administración Carter, 1977-1980). Lo que se observa en Medio Oriente es la creciente autonomía e importancia de los poderes regionales. El acuerdo entre iraníes y sauditas establece un corredor con Irak y Turquía para la seguridad de la región de Oriente Próximo y el Golfo Pérsico (o Arábigo, como prefieren llamarlo los países del Consejo de Cooperación del Golfo). El nuevo triángulo securitario (Arabia Saudita-Irán-Turquía) parece contar con el visto bueno de Estados Unidos (1), contra la presunción de que estos países se habrían ido a la órbita de Beijing o de un bloque euroasiático.
De izquierda a derecha: Musaid Al-Aiban (Arabia Saudita), Wang Yi (R. P. China) y Alí Shamkhani (R. I. de Irán). |
De momento, el acuerdo no fue bien recibido por el ex primer ministro israelí, Neftali Bennett, quien ha declarado que la reanudación de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán era una "victoria política para Irán. Un golpe fatal al esfuerzo por construir una coalición regional contra Irán". Los esfuerzos del Estado de Israel por aislar a la República Islámica de Irán se han visto empañados por la creciente apertura del mundo árabe hacia la República Islámica de Irán, que ya había restablecido relaciones diplomáticas con Emiratos Árabes Unidos y Kuwait en agosto de 2022.
Ataque a la embajada de Arabia Saudita en Teherán, R.I. de Irán (2016) que provocó la posterior ruptura de relaciones diplomáticas por parte de Riad (foto: EPA). |
La República Islámica de Irán continúa, así, con la política aperturista en materia de relaciones internacionales, iniciada por el Líder Supremo Sayyed Alí Khamenei (quien tiene la última palabra en el aparato del Estado), a través de las primeras negociaciones secretas en 2013 con Estados Unidos, coincidiendo con el final del gobierno del último presidente crítico del imperialismo anglosajón, Mahmud Ahmadinejad. Esta política experimentó altibajos, especialmente por la hostilidad de la Administración Trump (2017-2020) de Estados Unidos. Cabe señalar que el Estado iraní ha apoyado con suministros a sus aliados regionales: Siria, que desde 2011 se encuentra envuelta en una guerra híbrida, el partido Hezbollah del Líbano y la milicia Ansarollah de Yemen, que se encuentra en guerra con los sauditas. El gobierno del presidente Hassan Rohani, debió enfrentar internamente los efectos sociales por el incremento de las sanciones económicas y serios disturbios sociales en 2017-18 y 2019-20. En 2021, Ebrahim Raisi fue electo presidente y continuó con la apertura diplomática.
La normalización de relaciones con Arabia Saudita, indica que Irán está saliendo del aislamiento diplomático y es un éxito para su política exterior, lo que muy probablemente redundará en los próximos años en un alivio de las sanciones económicas, que el pueblo iraní necesita para mejorar sus mermadas condiciones de vida. Se trata, también de una buena noticia para empezar a poner fin a más de once años de conflictos en Oriente Próximo, iniciados con las denominadas "Primaveras Árabes", que quizás tengan su cierre con el Nuevo Orden Internacional que está tomando forma.
Joint Trilateral Statement by the Kingdom of #Saudi Arabia, the Islamic Republic of #Iran, and the People’s Republic of #China. pic.twitter.com/MyMkcGK2s0
— Foreign Ministry 🇸🇦 (@KSAmofaEN) March 10, 2023
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(1) Arabia Saudita es un aliado estratégico de Estados Unidos. Aunque mantiene muy buenas relaciones con Rusia y la R. P. China (esta, no obstante, es también una aliada histórica de Irán) y ha dado pasos hacia una creciente autonomía (pacto petrolífero con India para pagar en monedas nacionales), no debe considerarse que Washington no apruebe esta política. "En términos generales, damos la bienvenida a cualquier esfuerzo para ayudar a poner fin a la guerra en Yemen y reducir las tensiones en la región de Oriente Medio. La reducción de tensiones y la diplomacia, junto con la disuasión, son pilares clave de la política que el presidente Biden describió durante su visita a la región el año pasado", aseguró un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca a Reuters.
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