*Por Pablo Jaruf.
Desde hace tres meses, cuando falleciera Mahsa Amini, joven de 22 años que fue detenida por la Policía de la moral y poco después muerta en circunstancias todavía poco claras, han estallado incontables revueltas en distintas localidades de Irán y otras partes del mundo, protestando no solo contra el atropello y la violencia de dicho cuerpo policial, sino también contra la imposición de normas de vestimenta, particularmente contra la forma sobre cómo se debe usar el hiyab. Recién ahora, tras una fuerte represión y la muerte de decenas de manifestantes, las autoridades empiezan a ceder, comenzando por el fiscal general, Mohammad Jafar Montazeri, quien sostuvo que, como esa policía no tenía nada que ver con el Poder Judicial, entonces han decidido desmantelarla. Se trata de la primera señal clara del gobierno por tratar de atender los reclamos, lo que abre la posibilidad que de aquí en adelante se avancen en otras medidas de índole semejante.
La Policía de la moral fue creada en 2005 y desde entonces se ha visto envuelta en reiteradas polémicas debido a su violento accionar. Su función es la de hacer cumplir el código de vestimenta que no solo obliga el uso del velo sino que estipula la forma de utilizarlo en público. Si bien ya en 1979 hubo protestas contra la llamada "ley del velo", promulgada poco después de la Revolución Islámica, en aquel entonces esta medida podía ser considerada como una forma de autoafirmación contra las costumbres impuestas por Occidente. No obstante, con el correr de las décadas, se ha convertido en una clara forma de subordinación de las mujeres iraníes, quienes no pueden moverse con tranquilidad en la vía pública, temerosas de que alguien las acusara por un uso incorrecto de su vestimenta.
Esto último fue lo que le sucedió a Mahsa Amini, joven kurda que fue detenida el 13 de septiembre cerca de una estación de metro, supuestamente por llevar el velo de forma inapropiada. Su hermano, que estaba junto a ella, se opuso, pero no pudo hacer mucho frente a las fuerzas de seguridad, quienes prometieron liberarla en una hora, pero que en su lugar terminaron derivándola en coma a un hospital donde falleció después de dos días. Si bien las autoridades aseguraron que su muerte se debió a problemas de salud, tanto los familiares como gran parte de la opinión pública están seguros de que se debió a golpes que le habrían propinado los policías. Este caso resultó ser la gota que rebalsó el vaso, desatando protestas en todo el país y otras partes del mundo, cuyas consignas van desde moderar el uso de la fuerza hasta pedir por la caída de la República Islámica.
Como siempre sucede en estas circunstancias, las movilizaciones populares fueron aprovechadas por sectores que buscan desestabilizar, los cuales tampoco dudan en hacer uso de la fuerza. Un ejemplo fue el atentado contra la mezquita de Shah Cheragh, en la ciudad de Sheraz, ocurrido a fines de octubre, el cual dejó 15 muertos y más de 40 heridos. El ISIS, que desde el noreste de Irán viene incentivando distintas insurrecciones, se adjudicó el atentado. Los medios occidentales, que cubren con avidez cualquier protesta contra la República Islámica, pasaron este hecho casi de largo, fortaleciendo las sospechas de quienes sostienen que existen intereses ocultos detrás de las movilizaciones. Lamentablemente, todo esto redunda en un exceso de fuerza por parte de la seguridad que, para evitar masacres como las de la mezquita, reprimen con violencia las manifestaciones, dejando como saldo escalofriantes cifras de muertos, cuyas números exactos son objeto de disputa entre los medios internacionales y las autoridades locales. Mientras que el gobierno admite una cifra superior a 200, la prensa occidental habla de casi 500 fallecidos.
Los últimos días, Irán volvió a estar en la primera plana de las noticias internacionales, debido a la inesperada protesta de su selección masculina de fútbol en el mundial de Qatar, cuyos integrantes tomaron la arriesgada decisión de no cantar el himno nacional. Por supuesto, esto tuvo fuertes repercusiones, no sólo en el gobierno iraní, sino entre los propios aficionados, muchos de los cuales quedaron atónitos desde las tribunas, sensación que se recrudeció cuando el equipo perdió 6 a 2 ante la selección de Inglaterra. Al siguiente partido cambiaron su postura y cantaron el himno, logrando también un triunfo ante Gales, pero la protesta ya había logrado su efecto.
Tras la eliminación de su selección del mundial, la siguiente noticia que ha llegado desde Irán ha sido la abolición de la Policía de la moral, lo que representa un importante triunfo para las mujeres iraníes. Si bien algunos ponen en duda la realidad de la medida y sostienen que los sectores conservadores se van a oponer a dicha reforma, quizás se trate de una primera señal por parte del gobierno para encarar cambios más estructurales e incluso modificar el código de vestimenta, norma que, según el fiscal general, también está siendo revisada.
Desde nuestro blog consideramos que tanto las mujeres como los varones, ya sea en Irán o en cualquier parte del mundo, deberían vestir como quieran, sin recibir por ello ninguna represalia. Creemos que en Irán la gran mayoría de las mujeres utiliza el velo por convicción, pero también sabemos que están en contra de cualquier imposición y menos del uso de la fuerza. Si realmente los islamistas desean que su revolución siga en pie y que los símbolos del chiismo continúen formando sentido para las nuevas generaciones, deberían dejar de lado la represión y comenzar a escuchar y dialogar con las nuevas generaciones, que quieren un país tan justo y libre como ellos.
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