*Por Pablo Jaruf.
Uno de los temas centrales de la pandemia ha sido la competencia por la elaboración de distintas vacunas contra el Covid-19. La gran mayoría de ellas fueron producidas por EE. UU. y el Reino Unido, a las que se sumaron las vacunas fabricadas en Rusia y China, grandes potencias mundiales. América Latina, como siempre, aparecía rezagada en términos internacionales, pero, afortunadamente, en julio de este año, Cuba anunció el éxito en una de las cinco fórmulas en las cuales estaba experimentando, la cual patentó bajo el nombre de Abdala, el título de un poema de José Martí.
No obstante, país acostumbrado a los bloqueos, a pesar de su efectividad, debió sufrir, por un lado, la prensa en su contra y, por el otro, el rechazo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para su uso de emergencia. Aunque esto último en realidad se trata de un retraso normal, hasta que estén a punto las pruebas necesarias, quizás a fines de este año. Aún así, aquellos países cercanos al gobierno de la isla, iniciaron negociaciones, interesados en hacerse pronto con más vacunas contra el Covid-19, como el caso de Venezuela. Hace apenas dos días, se sumó Vietnam, viejo aliado de los cubanos, ambos países gobernados por el Partido Comunista. El 18 de septiembre, el Ministerio de Salud vietnamita aprobó la importación y uso de la vacuna Abdala.
Vietnam había comenzado muy bien durante los primeros meses de la pandemia, pues, a pesar de compartir frontera con China, no había registrado ningún caso hasta el 23 de enero de 2021, es decir, casi un año después que comenzaron los problemas en su vecino del norte. Si bien, este país del Sudeste Asiático fue felicitado por la OMS por su buen manejo, cerrando a tiempo las fronteras y controlando de manera efectiva a sus ciudadanos, esto no evitó que los medios occidentales, otra vez, atribuyeran este éxito a la represión del Partido Comunista, mientras vanagloriaban medidas parecidas en Corea del Sur y Taiwán. Más allá de estas opiniones, en Vietnam, durante los últimos meses la cantidad de casos comenzaron a multiplicarse de manera dramática, aunque concentrándose en la capital del país, Ciudad Ho Chi Minh, lo que obligó a las autoridades a realizar una estricta cuarentena desde el 20 de agosto en adelante. Rápidamente, se procedió a suministrar al menos una dosis al 95% de los adultos de la ciudad, lo que permite que ahora se empiecen a relajar los controles.
Es en este contexto que tiene lugar la visita a Cuba por parte del presidente de la República Socialista de Vietnam, Nguyen Xuan Phuc, quien no ha ahorrado elogios a su par cubano, recordando que el país caribeño fue el primero del hemisferio occidental en reconocerlos, cuando estableció relaciones diplomáticas en 1960, sosteniendo que "la solidaridad y amistad entre Vietnam y Cuba eternamente serán indestructibles". El hecho de que los vietnamitas sean el primer país del mundo en aprobar de manera oficial la vacuna Abdala prueba este hecho, lo que no solo permitirá aumentar la cantidad de dosis en el país del Sudeste Asiático, sino también ubicar a América Latina como otro exportador de vacunas, compitiendo así con otras regiones del concierto mundial.
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