*Por Pablo Jaruf.
Uka, cuyo nombre verdadero es Ulambayar Davaa, es una cantante mongola de familia rusa que, cada año que pasa, aumenta su éxito es la escena pop del país asiático, convirtiéndose así en una de sus estrellas más famosas. Para comenzar a conocerla, compartimos uno de sus videos más reproducidos en YouTube, "Margaashiin Nar Luu Hamt Ayalah Uu", del disco 11:06, publicado en 2015. De paso, aprovechamos su biografía para contextualizar la influencia rusa en Mongolia durante todo el siglo XX, aspecto central que nos va a permitir entender los cambios que atraviesa la cultura de este país desde el cambio de milenio.
Uka nació en 1982 en Ulan-Bator, capital de la por entonces República Popular de Mongolia. Cuando apenas cumplió diez años ocurrió la Revolución Democrática, expresión local de una serie de movimientos que atravesaron todos los países socialistas, pero cuyos resultados fueron dispares: mientras que por un lado condujeron a la fragmentación de la Unión Soviética, por otro consolidaron el poder del Partido Comunista en la República Popular de China. En el caso de Mongolia, este cambio significó una apertura donde se estrecharon lazos con países capitalistas, no sólo en términos económicos sino también culturales. Corea del Sur y Japón ejercieron una particular influencia, en especial el primero, por ejemplo en lo que respecta al arte: entre fines de los noventa y la primera década del nuevo milenio, el K-Pop comenzó a ganar adeptos entre los jóvenes mongoles, lo que motivó la formación de grupos locales que intentaron emular a sus pares asiáticos. Uka justamente comenzó su carrera en 2004 formando parte de un trío femenino, Kiwi, que rápidamente se convirtió en un éxito en todo el país. Pero, antes de seguir con esta biografía, retrocedamos un poco en el tiempo.
Hemos dicho que Uka es hija de una familia de origen ruso. Pues bien, a comienzos del siglo XX Mongolia estaba gobernada por el último lama del budismo local, Bogd Khan, pero su autoridad estuvo asediada por los chinos quienes, tanto en la época imperial como en la república, querían terminar de anexionar todo este territorio. Durante esos años se formó el Partido Revolucionario del Pueblo de Mongolia (PRPM) que, junto al Ejército Rojo, expulsaron a los chinos y a las tropas rusas blancas, fundando la República Popular en 1924. Desde entonces, comenzó una estrecha relación con la Unión Soviética que se fortaleció cuando los japoneses conquistaron Manchuria y amenazaron con expandirse hacia Asia Central. Mongolia se convirtió así en la base de operaciones soviéticas contra el Imperio japonés, lo que implicó la inmigración de más de medio millón de soldados rusos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética volvió a apoyar a los mongoles cuando la República Popular de China intentó otra vez anexionar el territorio, firmando un tratado que consolidó la alianza con los rusos durante toda la Guerra Fría. Entre muchas de las influencias que perduran de esta relación cabe destacar el uso del alfabeto cirílico, introducido en 1946 y todavía en uso.
Los vientos de cambio a principios de los noventa condujeron al colapso de la República Popular, dando lugar a reformas que permitieron la propiedad privada y las elecciones libres, las cuales tuvieron como ganadores al partido opositor. No obstante, la apertura económica tuvo efectos devastadores, aumentando el desempleo y la pobreza. Recién con el nuevo milenio pudo comenzar a revertirse esta situación, gracias al estableciendo de una serie de acuerdos más befeciosos, tanto con la Federación Rusa como con la República Popular de China. El extraordinario crecimiento de la última década ha merecido que algunos lo consideren como un nuevo tigre o lobo asiático. Desde entonces, el PBI per cápita no ha dejado de aumentar y ha disminuido la pobreza en todo el país. En el video de la canción "Araas Min Tevreech" (arriba), también del disco 11:06, podemos hacernos una idea de la pujanza de una joven clase media que cada vez es más común cruzar por las calles de la capital.
Por supuesto, no todo es color de rosa. Las condiciones del país después de varias décadas de dependencia soviética y el shock que implicó su apertura al capitalismo global, generaron una depresión de la cual llevará mucho tiempo recuperarse. Pero, como decíamos, estos cambios trajeron también nuevas influencias en la cultura. Desde los noventa fue ganando popularidad la música electrónica y el hip-hop y, en el cambio de milenio, las agrupaciones de K-Pop se convirtieron en un verdadero furor. Gracias a Kiwi y otras bandas, hoy existe una escena local bien establecida, que es reconocida por su calidad en todo el continente asiático. Asimismo, el ruso, otrora la segunda lengua más hablada del país, ha dejado su lugar al inglés, que es el idioma que prefieren aprender las generaciones más jóvenes. El último disco de Uka, por ejemplo, se llama Don't Stop, de 2018, cuyo corte de difusión compartimos arriba.
Además de sus discos junto a Kiwi y como solista, Uka cuenta también con varias colaboraciones, lo que permite difundir artistas menos conocidos. Un ejemplo es la canción "Garaad Ir", que grabó junto a Tsetse, un cantante local de hip-hop (arriba). Lo mismo puede decirse de la banda sonora de la película Eejiin Daisan 2, para la cual grabó la canción "Hairtai Gej Heleech" junto al DJ Luuya y el rapero Lil Thug E. Otro factor que explica el éxito de Uka es su participación como jurado en la edición La Voz de Mongolia, donde en la primera temporada una de sus participantes se coronó con el premio, la hoy famosa violinista y cantante Engüün Tseyendash (abajo). A lo anterior hay que sumar el inicio de su carrera como actriz en películas como Hi Honey de 2018. En resumen, se trata de una artista multifacética que gracias a su versatilidad ofrece diversión y alegría a los jóvenes de Mongolia, cuya situación esperemos que mejore cada día más.
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