Los Premios Oscar y el cine asiático ¿el inicio de un romance?

*Por Julio Fernández.

El pasado domingo 25 de abril se realizó, en un ambiente marcado por la pandemia, la 93a edición de los Premios Oscar, que entrega la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos. Si bien la ceremonia se realizó de una manera inusual, ello no opacó la figura de los galardonados, entre los que destacaron varias personas de origen asiático. Luego de que 2020 estuviera marcado por un hecho sin precedentes, cuando una película surcoreana ganó el premio mayor, muchos comenzaron a preguntarse cómo la Academia valoraría a las películas extranjeras en sus diferentes categorías

Cabe destacar el origen de los premios, creados en 1927 por los jefes de los estudios como una forma de controlar a las producciones. Por medio de estos reconocimientos, los jefes podían determinar los gustos y temas que debían ser tratados en los filmes. Si bien con el tiempo la cantidad de miembros con poder de voto fue en aumento, dejando de lado el poder de los estudios, la mirada norteamericana sobre el séptimo arte siempre preponderó en las elecciones de los ganadores. Es por ello que casi la totalidad de los premios son entregados a personas y productoras de Estados Unidos y en ciertas ocasiones a británicas o canadienses. No obstante, en ocasiones algunos filmes asiáticos han conseguido llevar a su país una de las estatuillas bañada en oro de 24 quilates.

Director y elenco de la película Parásitos en los Premios Oscar de 2020.

En busca del reconocimiento

Podemos comenzar comentando las cintas asiáticas que han llegado a ganar el premio a mejor película de habla no inglesa (popularmente conocido como premio a película extranjera). La primera fue la japonesa Rashōmon en 1952, narrando el asesinato de un samurái en el siglo XII. Podría decirse que con ella inicia una buena época para el cine nipón, ya que recibirán el mismo premio en 1954 por La puerta del infierno y en 1955 por La leyenda del samurái Musashi, logrando además una nominación en 1956 con El arpa birmana. Pero esa época dorada para el cine japonés se desvaneció rápidamente, debiendo esperar hasta el nuevo milenio para recibir un nuevo galardón.

Poster publicitario del film japonés Rashōmon.

Pasaron cuarenta años para que la Academia le otorgue otro premio a un país asiático, cuando en 2000 ganó la película de acción El tigre y el dragón, una coproducción china-estadounidense. En 2008 el cine japonés volvió a ser reconocido con Okuribito, un relato dramático basado en un empleado de una funeraria encargado de preparar los cuerpos antes del ritual de despedida. Las siguientes dos películas fueron de origen iraní: La separación de 2011, sobre un matrimonio en el proceso de divorcio, y El cliente de 2016, sobre otro matrimonio, pero que en este caso ve afectada su reciente mudanza a un nuevo departamento debido a la violación de la esposa. Un detalle importante a tener en cuenta es que ambas películas pertenecen al mismo director, el iraní Ashqar Farhadi. La última película asiática en ganar en esta categoría fue la surcoreana Parásitos en 2020, de la cual hablaremos más adelante.

Ashqar Farhadi recibiendo su segundo Premio Oscar en 2016.

Un historial de galardones

Pasamos revista ahora a aquellos premios obtenidos por artistas o producciones orientales, teniendo en cuenta las categorías, no sólo de mejor película y dirección, sino también de mejor actor y actriz principal, así como de mejor actor y actriz de reparto. Un primer caso a destacar es la película Gandhi, de 1982, pues si bien fue dirigida y actuada por británicos, parte importante de su producción correspondió a la India. Varias de las escenas en espacios abiertos fueron filmadas en las propias tierras de los acontecimientos históricos y se contrató a productores locales.

Apenas dos años después, Haing Sommang Ngor ganó un Oscar como mejor actor de reparto por Los gritos del silencio. Vale la pena destacar que aquel era su debut cinematográfico, pues él se ganaba la vida como médico cirujano. Si bien había nacido en la Indochina francesa, era descendiente de chinos, razón por la cual fue expulsado de su ciudad natal cuando estalló la insurrección y la toma del poder por parte del Partido Comunista de Kampuchea. En 1980 llegó a los Estados Unidos y en 1984 actúa en Los gritos del silencio, película que cuenta la historia de un periodista que busca documentar las acciones políticas del Partido de Kampuchea.

Haing S. Ngor, primer asiático en ganar un Premio Oscar en un categoría actoral.

En la 60a entrega de los premios de 1988, aparece El último emperador con nueve premios, entre ellos mejor película, mejor director y mejor guion adaptado. Esta gran obra, dirigida por el italiano Bernardo Bertolluci, fue la primera película occidental filmada en la Ciudad Prohibida, el complejo de palacios de la ciudad de Beijing. Rodar varias escenas en la inmensidad del complejo obligó a contratar productores y actores locales, como por ejemplo John Lone, nacido en Hong Kong e intérprete del último emperador en su etapa de juventud. Vale destacar al músico japonés Ryūichi Sakamoto que, junto con otros dos compositores, obtuvieron el premio a mejor banda sonora.

Un director acostumbrado a los premios es el taiwanés Ang Lee, quien en 2006 se alzó con la estatuilla de mejor director por Secreto en la montaña. Aunque esta no era la primera vez que lograba un Oscar, pues había dirigido El tigre y el dragón, cinta que, como dijimos, había ganado como mejor película de habla no inglesa en el 2000. Lee obtuvo incluso un tercer Oscar, cuando en 2013 La vida de Pi ganó el premio en la misma categoría. Mientras tanto, en 2009, el film británico,  ¿Quién quiere ser millonario?, basada en la novela homónima del escritor indio Vikas Swarup, ganó un total de ocho premios, entre ellos el de mejor película. Los artistas indios que colaboraron en esta cinta también recibieron premios como mejor banda sonora y mejor canción original. Por fuera de estas categorías principales, hay que destacar a El viaje de Chihiro, del aclamado Studio Ghibi de Japón, que en 2002 compitió y ganó contra dos pesos pesados como eran Lilo y Stich y La era de hielo, logrando el único Premio Oscar a la importante industria de la animación japonesa.

Primer anime en recibir un Oscar a mejor película animada.

Reformas y películas recientes

Sin lugar a duda, el gran cambio se produjo en febrero del año pasado, cuando en la 92a edición, por primera vez en la historia, una película de habla no inglesa ganó el premio más importante. Bong Joo-ho, que esa misma noche había recibido el premio en la categoría de mejor película de habla no inglesa por Parásitos, recibió también los Oscar de mejor película y de mejor dirección. De esta manera, luego de noventa y dos años, una obra en otro idioma era premiada por la Academia con el máximo galardón. Hasta su director necesitó de una traductora en los discursos de agradecimiento. A pesar de la novedad, varios especialistas en cine no se asombraron con esta decisión, pues hace tiempo que se habla de una renovación, donde ahora se preocupan más por la diversidad y los temas sociales. Previo a Parásitos, el premio había sido otorgado a El libro verde, un relato de la segregación racial estadounidense durante la década de los sesenta. Y este año el turno fue para Nómade, que relata la vida de personas que, luego de atravesar una crisis personal o económica, se lanzan a esta forma de vida.

El cambio que algunos cinéfilos anunciaban se concretó a fines de 2020 cuando la Academia anunció importantes reformas en los requisitos para que una película sea admitida como posible candidata. A partir de 2025, para poder participar en la entrega de premios, las películas deberán contar con al menos un actor que no sea blanco o un 30% de sus personajes secundarios deberán ser mujeres, LGTBQ, discapacitados o pertenecer a una minoría (entre ellas las asiáticas-americanas), y/o el tema principal de la trama deberá ser sobre estos grupos mencionados anteriormente. Claramente, esto sucede como reacción de las protestas realizadas por los propios actores en 2015, cuando los veinte candidatos en las categorías de actores eran todos blancos. Esta decisión se vio acompañada por el aumento y la diversidad en la forma de las votaciones. Según el diario El País de España, entre el 2015 y el 2020, las mujeres pasaron de un 25% al 33% del padrón, los miembros no blancos pasaron del 10% al 19% y en busca de una globalización se admitieron 819 personas de 68 países. Gracias a este nuevo cuerpo de votantes fue que Parasito llegó a la máxima estatuilla.

La actriz surcoreana Youn Yuh-jung recibe su Oscar a mejor actriz de reparto a sus 73 años.

Si tenemos en cuenta las últimas tres entregas, los cambios son visibles. Los premios a mejor dirección los obtuvieron el mexicano Alfonso Cuarón por Roma, el mencionado surcoreano Bong Joo-ho y la actual ganadora por Nómade, Chloé Zhao nacida en China y radicada en Estados Unidos. Por su parte, entre los premiados por su actuación, se encuentran el actor egipcio Rami Malek por Rapsodia Bohemia y la actriz surcoreana Youn Yuh-jung por Minari. Aunque esto solo es en base a las principales categorías, si sumamos a las de guion y artísticas, la lista se amplía notablemente. Cabe mencionar dentro de este grupo también a las temáticas, ya que la actriz Youn Yuh-jung ganó su premio en una cinta que relata como una familia surcoreana desea realizar su sueño americano creando una granja con el objetivo de cultivar plantas originarias de Asia.

Esta globalización de los premios de la Academia de las Artes de Hollywood puede llevarnos a conocer nuevos filmes que salgan de la órbita de las poderosas productoras norteamericanas. Tal vez, con las reformas de admisión y votaciones, se nos vuelva común escuchar de películas de Asia o de asiáticos estadounidenses. Será hora, entonces, de que la industria del cine indio, el famoso Bollywood, y del cine iraní y saudita, comience a ser tenida más en cuenta por los miembros de las artes cinematográficas norteamericanas.

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