*Por Pablo Jaruf, Mariana Bertolini, Kevin Ariel Tévez, Gian Franco di Gianni y Julio Fernández.
Se cumplió una semana del fallecimiento de Diego Armando Maradona. Estos últimos días, amigos y colegas no dejaron de compartirnos -un poco sorprendidos (aunque no tanto)- imágenes y videos de homenajes realizados en distintas partes de Asia. Posiblemente los más llamativos sean los de Bangladesh, país prácticamente desconocido para la mayoría de los argentinos, pero que desde el Mundial 1986 -como explica Al Razi- sus habitantes se han convertido en fanáticos de Argentina y particularmente de Maradona, al punto que su selección de críquet, el deporte nacional allí, le dedicó un sentido minuto de silencio.
Muy cerca, en la India, se encuentra el monumento más grande del mundo dedicado a Maradona. Se trata de una estatua que fue presentada en su visita a este país en 2017, convirtiéndose en su momento en objeto de innumerables memes debido a la poca semejanza con el ídolo.
Volviendo a los homenajes de los últimos días, se ha dado el caso que incluso un equipo de fútbol de Uzbekistán, el Pakhtakor Tashkent, se vistió con los colores de la selección argentina para salir a la cancha. Es evidente que es muy difícil explicar el sentimiento que despertaba Maradona en personas de distintas partes del mundo, muy alejadas de esa supuesta argentinidad que él representaba. Lo que observamos, en realidad, es que ha significado mucho más que la singularidad de un país, representado algo más universal.
La carrera estelar a nivel internacional del astro argentino comenzó justamente en Asia, cuando se consagró campeón del Mundial Sub 20 en Japón, derrotando a la Unión Soviética en la final, cuando él todavía jugaba para Argentinos Juniors. A este país volvió en 1982, vistiendo ahora los colores azul y oro, en una gira de entrenamiento para Boca Juniors, donde enfrentaron dos veces a la selección local.
Antes del Mundial de México 1986, el plantel argentino viajó a Israel para jugar un amistoso frente al combinado local. Carlos Bilardo, el entonces técnico de la selección argentina, repitió la cábala en 1990, lo que incluyó además una memorable visita al Muro de los Lamentos. La costumbre perduró cuatro años más, cuando Alfio Basile, el nuevo entrenador, también llevó a la Argentina a jugar en Tierra Santa.
A pesar de lo anterior, Maradona fue siempre admirado por el pueblo palestino. El famoso poeta Mahmud Darwish le dedicó unas hermosas palabras apenas concluido el Mundial 1986, las cuales volvieron a ser reproducidas los últimos días en muchos medios árabes. Incluso se han podido ver en el funeral, realizado en la Casa de Gobierno, varias personas llevando consigo banderas palestinas. Hoy en día, no son pocos quienes se preguntan si Maradona hubiera mediado en el conflicto israelí-palestino, quizás hubiera logrado un rápido y duradero acuerdo de paz.
El vínculo con los árabes se fortaleció a partir de 2011, cuando comenzó a dirigir al equipo de Al Wasl en los Emiratos Árabes Unidos, país del cual después se convirtió en Embajador Deportivo. Todos recordamos que en parte fue gracias a él que las mujeres pudieron asistir a los estadios de fútbol. Comenzó primero con su pareja, Rocío Oliva, quien invitó a las esposas de los demás jugadores, y hoy en día todas ellas pueden asistir libremente, aunque segregadas en un único sector. De todas maneras, esta política se está flexibilizando cada vez más, pues se avecina el Mundial Qatar 2022 y los árabes esperan una gran afluencia de público femenino de distintas partes del mundo. Dicho sea de paso, no caben dudas que ese será también el escenario de nuevos homenajes al futbolista más importante de todos los tiempos.
Claro que la lista podría seguir, pues los mensajes y las muestras de afecto se siguen multiplicando, desde lugares cada vez más insospechados. El fenómeno Maradona perdurará mucho tiempo, quizás mucho más del imaginado, pues es evidente que llega a un punto en que escapa a la razón, sorprendiéndonos cada día más. En lo que respecta a este blog, no caben dudas que él también fue, es y será, una pasión asiática.
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