*Por Tomás Montero
El próximo lunes 7 de diciembre a las 00:10 h de Japón -domingo 6 a las 12:10 h de Argentina- se estrenará el primer capítulo de la cuarta y última temporada del anime Attack on Titan (Shingeki no Kyojin en su título original). El mismo podrá verse en Latinoamérica en transmisión simultánea a través de la plataforma de streaming Crunchyroll, y una hora después de su estreno ya estará disponible subtitulado.
Esta franquicia, creada por el mangaka Hajime Isayama, es una de las más exitosas a nivel global en la última década, con más de cien millones de tankōbon¹ vendidos. Además de la adaptación animada, cuenta con una serie de novelas, una película live-action orientada al mercado japonés, numerosos videojuegos y un parque de atracciones en Universal Japón.
La historia presenta a la humanidad encerrada tras tres enormes muros que la protegen de los titanes, gigantes devoradores de personas. Los tres protagonistas -Eren Jaeger, Mikasa Ackerman y Armin Artelt- habitan la ciudad de Shinigashina, en el muro exterior. Esta ciudad es atacada por el "Titán Colosal" y el "Titán Acorazado", un nuevo tipo de titanes que atraviesan el muro exterior por primera vez en siglos, sumiendo a la población en el terror. A partir de este hecho seguimos a estos jóvenes en su camino para formar parte de las "Tropas de reconocimiento", la división del ejército que lucha contra los titanes intentando recuperar terreno para la humanidad y que procura descubrir más información que le permita mejorar su situación.
En principio, nos encontramos ante una historia que aparenta seguir los parámetros del género orientado a la demografía shōnen (varones de entre 12 y 18 años), un relato de acción centrado en un joven que a través del esfuerzo y el valor supera adversidades y defiende a los más débiles. Sin embargo, pronto se incorporan una serie de tramas que complejizan este panorama, explicando su éxito en diversos públicos de todo el mundo, abriendo el paso a una serie de interpretaciones sobre el trasfondo político y filosófico de esta obra. Atención, para introducirnos en estas discusiones es necesario entrar en el terreno del querido y odiado spoiler.
Un origen de dichas polémicas puede encontrarse en una entrevista del año 2010. En la misma, el autor, Hajime Isayama, sostuvo que uno de los personajes está basado en el general Yoshifuru Akiyama, acusado de participar de la masacre de Port Arthur, el 21 de noviembre de 1894 -durante la primera guerra sino-japonesa-, donde la Primera División del Segundo Ejército japonés asesinó alrededor de 20 000 soldados y civiles chinos. Estas declaraciones le valieron numerosas críticas y amenazas de muerte a través de redes sociales, en su mayoría de usuarios chinos y coreanos.
A su vez, la serie fue prohibida en China, junto a otros animes japoneses, debido a su "apología de la delincuencia juvenil, la violencia y el contenido sexual". Pese a todo, se volvió muy popular en Hong Kong y Taiwán, donde los jóvenes vieron en la historia de este pequeño grupo humano, resistiendo amurallados frente a gigantes devoradores, una metáfora de la amenaza china. Lo anterior, sumado a la centralidad que gozan los militares en la trama, cuya autoridad y capacidad de gobierno parecen indiscutibles, ha sentado la base para que ciertas voces, como la revista coreana Electronic Times, acusen al anime de apología del militarismo del ex primer ministro japonés, Shinzo Abe, quien buscaba fortalecer a las Fuerzas de Autodefensa japonesas y reformar la constitución pacifista de posguerra; política que, dicho sea de paso, avanza a paso firme bajo el actual primer ministro, Yoshihide Suga.
Estas miradas se extendieron a los críticos occidentales quienes, desde un principio, discutieron si había un subtexto fascista en Attack on Titan. Por ejemplo, en un video que analiza la primera temporada, se resaltan las continuas referencias germánicas en la arquitectura y los nombres de los personajes, para relacionar la trama con los postulados de Carl Schmitt, vinculado al nazismo. Desde este punto de vista, los titanes funcionarían como la amenaza externa necesaria para consolidar una comunidad política basada en la desigualdad y la violencia, proyectando el conflicto hacia afuera. Pero ¿qué ocurriría si los titanes desaparecieran?
En la segunda y la tercera temporada suceden una serie de revelaciones que permiten entender el origen de los titanes y la razón de sus ataques al pueblo de las murallas. Resulta que todos son eldianos, también conocidos como el "Pueblo de Ymir", una raza que usó el poder de convertirse en titanes para conquistar el mundo. Uno de sus reyes decidió llevar a parte del pueblo para asentarse tras las murallas en la isla de Paradis, borrarles la memoria y así conservar la paz. De esta manera, mientras la gente de las murallas permanece en la ignorancia por el olvido de su pasado, el resto del pueblo vive en el continente bajo el dominio del Imperio de Marley, aislados en guetos donde deben usar brazaletes identificatorios.
Un artículo de Tom Speelman, para el portal Polygon, generó gran controversia en redes sociales al resaltar el fascismo que se vería de forma cada vez más clara a partir de dicho giro argumental. En esta nota se retoman las referencias de Isayama al nacionalismo japonés, el militarismo de Abe, a los sentimientos anti-coreanos y anti-chinos, a lo que se agregaría el anti-semitismo, debido a que los eldianos, con las grandes narices de los titanes y los brazaletes caracterizados por una estrella, serían una referencia a los judíos. De esta manera, los protagonistas formarían un grupo de militares que buscan aniquilar a esta población para restaurar su vieja gloria a través de un genocidio global.
Otras voces, como un artículo de Faiyaz Chowdhury, para el portal cbr.com, postulan lo contrario. Desde la propaganda falsa del gobierno para mantener las desigualdades internas hasta la crítica a los postulados racistas tanto del Imperio de Marley como de los restauracionistas eldianos, estaríamos ante una obra que, justamente, se opone a dichos postulados, no que los apoya.
No caben dudas que los debates continuarán, esperando ver cómo se resuelve la trama y si ocurrirá algún otro giro argumental. Fuera como fuese, no caben dudas que esta serie aborda muchas cuestiones que forman parte del imaginario japonés actual, tanto en lo que respecta al rol de los militares, el orden interno y las relaciones con los demás pueblos, lo que estos últimos años ha vuelto a la agenda política de la región. Por nuestra parte, estaremos en casa pegados al streaming esperando la nueva temporada.
¹Volumen compilatorio de una serie de capítulos de un manga.
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