A mediados de la década del '70 la economía norcoreana comenzó a estancarse, signo de un proceso más general vinculado a la crisis del Estado de bienestar y de las economías socialistas. Lo anterior se agudizó en la década siguiente, en el contexto de reformas, tanto en China como en la URSS, lo que terminó con la disolución de esta última. Corea del Norte, aislada, atravesó una fuerte hambruna a mediados de la década del '90, en la cual murieron un millón de personas. A partir de entonces se consolidó la idea Juche, basada en la "confianza en uno mismo" y el establecimiento de un "socialismo al estilo coreano", lo que incluyó un fuerte desarrollo del sistema nuclear, cuyo éxito otorga hoy al país una capacidad de negociación que las ex repúblicas soviéticas ya no tienen.
Sin embargo, hace unos años que este aislacionismo comenzó a relajarse. Por un lado, Xi Jinping visitó el país en 2019, donde fue muy bien recibido. Tengamos presente que en su momento China desempeñó un rol determinante en la Guerra de Corea (1950-1953), permitiendo equilibrar la balanza y lograr así la supervivencia de la República Popular Democrática. Por otro lado, ese mismo año, tuvieron lugar dos cumbres con Donald Trump, la última en Hanói, que si bien terminaron de forma abrupta y sin acuerdos, pusieron límite a las sanciones y sirvieron para enfriar el clima de las confrontaciones. Declaraciones recientes de Joe Biden indican que la nueva administración norteamericana podría volver a la carga contra Kim Jong-un, aunque puede ser que sólo hayan sido arengas de campaña.
Más allá de los vaivenes de la política internacional, tanto unos como otros le piden mayor apertura, en especial el ingreso de extranjeros y su libertad de tránsito y de expresión. Corea del Norte, por su parte, ha visto aquí una oportunidad para mostrarse al exterior, dando impulso a su programa de turismo. Desde hace tiempo existen distintas agencias que ofrecen paquetes para viajar al país, como por ejemplo Juche Travel Services. De hecho, en YouTube es fácil encontrar videos de turistas occidentales, casi todos ellos jóvenes, de entre 20 y 40 años, que oscilan entre la sorpresa y el rechazo, remarcando las limitaciones que les imponen para filmar, la apariencia montada o artificial de todos los lugares que visitan, y la alegría que ven en los niños y las niñas que se cruzan por las calles. Es evidente que no se puede practicar el estilo de turismo al que este tipo de viajeros están acostumbrados.
Un artículo de Dean Oullette, de la Universidad de Kyungnam, publicado a comienzos de este año en la revista North Korean Review, indica que el programa del gobierno consiste en llevar adelante un “turismo socialista”, en el cual se destacan los beneficios de la economía norcoreana y del rol dirigente de la familia Kim. Por supuesto que para lo anterior apelan también a la nostalgia, como por ejemplo los hoteles ambientados en la década del '70, los cuales reciben la visita de miles de chinos, quienes tienen así la posibilidad de "viajar en el tiempo" a su propio pasado, tal como indica un reciente artículo de Julie Yoonnyung Lee, del servicio coreano de la BBC.
Pero no todo está orientado hacia los extranjeros. A nivel local, los viajes a Pyongyang, la capital del país, ya no consisten sólo en visitas a museos y monumentos, sino que ahora también incluyen parques acuáticos y de diversiones, como muestra el siguiente documental, dirigido por Pierre-Olivier François. A través de un relato sutil, sarcástico por momentos, podemos conocer un poco como se divierten los norcoreanos, bailando, cantando, comiendo, jugando, pintando, en fin, como los demás seres humanos del planeta.
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